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— Vamos hija, estamos llegando tarde al jardín. — Dije mientras entraba a la habitación de mi pequeña, Lionella.

— Mamá, mami, ma. Ya estoy lista. — Dijo mi hija mientras vino corriendo a darme un abrazo.

La levanté de los brazos haciéndole upa mientras salíamos de casa. Se sentó atrás, acto seguido le abroché el cinturón y partimos. Ella no dejaba de cantar, hablar y reírse en todo el camino. Empecé a mandarla al jardín recién este año, en salita de 3. Me daba pena alejarme de mi hija a los 2 años siendo ella tan chiquita, que es cuando generalmente se empieza aunque es voluntario. Pero este año ella quiso ir, me encanta verla jugar y pasar tiempo con sus compañeritos.

Sonó mi celular, una llamada de mi amiga, su madrina, le pasé el celular a Lio para que hablase ella. Yo no podía, iba manejando.

— ¡Maninaaa! Mamá no puede atender, está manejando. ¡Me está llevando al Jardín! — Le decía Lionella entre gritos de felicidad, no se daba cuenta que estaba gritando y no hablando. Me reí por esto.

— Ay mi vida. ¿Mal momento para llamar entonces? — Sí. — Contesté desde el asiento de piloto. — En cuánto tenga un poco de tiempo te llamo sabés. Bancame.

— Si manina ¡chau! ‐ Dijo Lio cortando automáticamente la llamada. — Me reí por esto.

— Hija no dejaste ni decir chau a tu madrina.

Lionella soltó una carcajada y vio por la ventanilla.

— Mamá, mamá, mamá. ¡Llegaaamoosss! Sacame sacame sacame. ‐ Dijo desesperada estirando el cinturón de seguridad.

Es una niña muy impaciente, muy extrovertida, conversadora, amable, desesperada por andar para todos lados. Siempre estaba llena de energías y desde que nació muy pocas veces ha estado de pocas pulgas o con un mal día. Amo a esta niña.

— Ya va, ya va. Baja un cambio bebé. — Sonreí y le saqué el cinturón. Le hice upa y la saqué del auto, para llevarla hasta la puerta del jardín. Ella fue corriendo y de la emoción hasta se olvidó de despedirse de mamá. A medio camino se dio cuenta de que algo le faltaba. Y volvió corriendo a darme un abrazo.

— Chau amor. — Le sonreí. — Papá-cucu te viene a buscar, ¿sí?. — Ella asiente para después irse sacudiendo su manito en forma de saludo.

Papá cucu es como Lio se acostumbró a llamarlo. Cuándo era mas pequeña le salía decir "cucu" en lugar de "tucu" y con el tiempo quedó "papá cucu"

Me subí al auto y volví a casa, dónde estaba Joaquín esperándome.

— Hola Joa. No pensé que estarías acá tan temprano. — Dije cerrando la puerta y acercándome hacia el.

— Antes de pasar a buscar a la gorda tuve tiempo libre y quise verte, hace mucho no estamos así, solitos los dos. — Me abrazó por la cintura y me dio un beso lento.

Joaquín es así. Es atento, es detallista, es amoroso, lindo, caballeroso. Buen papá. Es todo lo que una mujer quiere.

— ¿Comiste algo? — Pregunté acariciando su pelito.

— Noo. Quiero comer con vos. — Dijo mostrándome esa sonrisa que tanto amo.

— Estoy para una hamburguesa. ¿Vos?

— Mepa que también. — Agarró el celular para pedir, haciendo la órden bajó el celular pidiéndome aprobación para pedirle una cajita feliz a mi hija. Yo asentí con una sonrisa.

El siempre pensaba en ella. Esté dónde esté. Si se iba lejos, le traía regalos. Si ella no estaba. Le compraba algo para dárselo cuándo vuelva. Y muchas cosas así. Amo eso de él.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora