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Narra Giselle
Buenos Aires, Argentina

Me fui del lugar lo más rápido que pude. En parte ver a Enzo con Olivia me ponía re mal por obvias razones. Joaquín se llevó a Lionella al auto y me estaba esperando. Me imagino que debe estar muy enojado. Llegué al estacionamiento y estaba él dentro del auto jugando con Lio. Amo su capacidad de hacer como si nada estando cerca de ella sin importar que pase solo para no transmitirle nada malo.

Me acerqué al auto y toqué la ventanilla. Él destrabó el auto y entré. No me dijo nada. Siguió jugando con Lionella.

- Mi amor. - Dije rompiendo el silencio. Él me miró. - ¿Qué te pasa? - Pregunté.

- Vos ya sabés. Igual después hablamos. ¿Vamos ya?

- Sí, vamos. Vení con mamá Lio, papá cucu tiene que manejar. - Dije y ella vino a mis brazos. El camino a casa fue silencioso, solo se escuchaba la voz de Lionella que no se callaba nunca.

Llegamos y él se quedó guardando el auto mientras nosotras entramos a casa. No sé porque estoy tan nerviosa.

- Bebé, ya es hora de dormir. - Dije dirigiéndome a Lio.

- Está bien, vamos a "domir" mamá. - Dijo refregándose los ojos. La llevé al baño y después fui hasta su pieza para acostarla. Me quedé con ella haciéndola dormir y así se quedó. Le di un beso en la frente antes de salir de la pieza y cuándo me di vuelta para irme me asustó ver a Joaquín parado en la puerta.

- ¿Se durmió? - Me dijo.

- Sí. Ya está.

- Quería darle un beso. - Dijo y yo sonreí.

- Con cuidado, no la despertés. - Le dije saliendo del lugar y fui a nuestra habitación ya para dormir.

Me cambié para estar más cómoda, me lavé los dientes y me acosté. Un ratito después vino Joaquín. Estaba sin remera y con un short del inter, despeinado y hermoso como siempre. A veces admiro su belleza y me cuesta entender cómo es tan lindo. Lo observé con una sonrisa tonta en el rostro y él se dio cuenta. Me sonrió, cerró la puerta de la pieza y vino a acostarse al lado mío.

- No estoy enojado con vos. - Dijo mirándome fijamente.

- ¿Ah no?

- No, estoy enojado con Enzo, porque es un pelotudo. No con vos. Pero no debiste volver. Eso si me molestó.

- Lo hice por la nena.

- Como sea igual.

- Te entiendo Joa. Y perdón. No sabía que él iba a estar ahí.

- No ya sé, no es tu culpa. Tampoco de él, se encontraron de casualidad ya sé, pero me da bronca, ¿tanto va a romper las bolas?

- A toda costa quiere verla.

- No quiero que la vea... No quiero que me robe el lugar.

- Amor. - Dije arrastrando la palabra. - Nunca nadie te va a quitar el lugar, yo nunca lo permitiría, no digás boludeces. Aparte no la va a ver. Puede ser shockeante para ella.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezWhere stories live. Discover now