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Narra Giselle, Milan.

Es el quinto día en el que estaba acá con Lio y Joaquín, mi hija disfruta al máximo cada momento con su papá y sinceramente me duele tener que separarlos al momento de volver a Argentina.

Con mi vaso de agua y apoyada en el marco de la puerta que daba hacia el living dónde Joaquín estaba sentado prestándole bastante atención a su celular con la entreceja arrugada, lo observaba y en mi mente daban vuelta mil cosas, la verdad.

Se giró a verme y habló sacándome de mis pensamientos.

— Ah, estabas ahí. No te vi. — Dijo dejando su celular de lado. — Vení. — Dijo después de un silencio que se hizo presente en toda la habitación.

Me acerqué a él y me terminé sentando al lado.

— ¿Qué hacías? — Dije mirándolo.

— Hablaba con Agustina. — Escupió sin más. Se dio cuenta de mi mirada de mala gana. — Perdón. No quiero mentirte tampoco. Es sobre como se siente y eso.

— Nah, está bien. ¿Cómo está tu hijo? Me enteré que iba a ser un varón.— Hablé irónica intentando parecer superada.

— Bien. — Fueron las únicas palabras que salían de su boca.

Terminé por recostarme usando gran parte del sillón y usé sus piernas como almohada. Saqué mi celular para evitar tener que hablarle y mientras indagaba por instagram comencé a sentir su mano acariciando pelo reiteradas veces, con suavidad.

— No te dije que me toqués el pelo. — Dije jodiendo.

— Y si estás sobre mis gambas.

— ¿Te molesta? Me levanto entonces. — Hice un intento de levantarme pero su brazo pasó por encima de mi pecho haciendo fuerza para evitarlo.

— No, quedate acá. — Dijo bajando mis manos dónde tenía el celular y obligándome prácticamente a dejarlo.

Me miró a los ojos desde arriba y yo también lo miré intentando descifrar lo que pretendía.

— No sabés como te extraño, Gigi.

— Yo también a vos... – Me asinceré con él. Era la verdad, después de todo estamos juntos desde hace 5 años con una hija en el medio.

— Si me extrañas y yo te extraño. ¿Por qué no la hacemos fácil? — Pasó su mano por mi cara corriendo un mechon que molestaba.

— Porque no puedo soportar que embarazaste a mi mejor amiga. Seguro la infidelidad te la dejaba pasar y fue, al final del día sos un futbolista y son infieles por ley. Pero que la hayas embarazado es algo que lo pienso y me hace mierda.

— Vos me hacés mierda con tus palabras. — Dijo. — Yo no soy infiel, ni por ser futbolista ni nada. Siempre que estuve con vos tuve solo ojos para vos.

— ¿Estuviste con Agustina? — Dije. No obtuve una respuesta de su parte como lo esperaba. — Sí. — Me respondí sola. — Bueno, eso es ser infiel.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezWhere stories live. Discover now