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Giselle
Buenos Aires

Hoy por fin tengo una cita con la psicóloga. Ya la necesitaba. Esta semana pasó mucho, más de lo que estoy acostumbrada a pasar.

Y hoy también vuelve Joaquín. Ayer se jugó el partido contra Sampdoria, en el cuál ganaron. Él metió un gol y como festejo sólo hizo la G y la L con sus dedos, para nosotras. No hizo más, por respeto a Sampdoria que es un club dónde anteriormente jugó.

- Dale amor. Hablamos después. Avisame cuándo subás al avión. - Dije ya por cortar la llamada con Joaquín.

- Sí gorda. Yo te aviso. Te mando un beso enorme, para vos y la gordita.

- Dale, te amo, chau. - Dije y corté sin esperar respuesta.

En una hora tenía qur ir a buscar a Lionella del jardín. Agarré mis cosas y salí de casa. Faltaba mucho, asi que antes de pasar por el jardín fui a un Mc'Donalds a comprar algo para comer, porque no tenía nada en el estómago, y también comprar una cajita feliz para Lionella, que seguro iba a llorar si veía que tengo un paquete de MC en el auto y no le compré nada a ella.

Cuándo me bajé, varias personas me conocieron, me pidieron fotos y firmas. Acepté con todo el amor del mundo, porque si hay algo que amo es todo el cariño que la gente me da.

Me acerqué a hacer el pedido y para esperar me fui al baño un momento. Cuándo estaba llegando, vi a un hombre lleno de tatuajes saliendo del baño de niños con una nena en brazos, de no más de 1 año o 2.

Estaba bastante lejos, entonces no distinguía quién era. Pero me fui acercando cada vez más, esta persona seguía quieta en su lugar, parecía que su hija se sentía mal, porque lloraba y él no sabía que hacer.

Cuándo me acerqué lo suficiente, me quedé paralizada al ver quién estaba ahí.

Era Enzo con su hija.

Quedé frente a frente con Enzo y al parecer, Olivia. Su hija... Quién dejó de llorar al verme. Enzo también parecía shockeado. No esperaba verme. Pero noté la cara de preocupación que tenía por su hija. Quizá no sabía lo que le pasaba y no sabía como ayudarla.

- Gigi... - Es todo lo que pudo decir Enzo. No dije nada. Sólo estuve ahí, quieta. Sin saber reaccionar.

Olivia me señaló, y con toda su inocencia estiró sus brazos hacia mí y continuó con su llanto. No supe que hacer. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Casi en automático, mis brazos se estiraron hacia ella y Enzo la soltó.

¿Por qué le estoy haciendo upa a la hija de Enzo?

Olivia seguía llorando. Enzo me miró preocupado pero a la vez sorprendido.

- No sé que le pasa. Perdón Gigi, dámela. - Dijo apenado ante la acción anterior de su hija.

Le saqué el brazo con suavidad.

- Está bien, yo la tengo. No me molesta. - Dije sin mirarlo, sólo concentrada en Oli y le mostré mi mejor sonrisa. Después de todo, los niños nunca tienen la culpa de nada. El parecido de Olivia con Enzo es igual al de Lionella. Me shockeó lo parecidas que son ambas. Pero me morí de ternura.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora