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Narra Giselle
Buenos Aires, Argentina

Llevaba unos largos minutos entre los brazos de Joaquín. Una vez estando más calmada, me alejé lentamente de él, despegarme de su abrazo se sentía muy feo pero en algún momento tenía que darle alguna explicación.

Lo miré a los ojos y me limpié las lágrimas que tenía en los ojos, y justo cuándo estaba por hablar, unos pasitos ligeros se escucharon venir corriendo hacia nosotros con una voz gritona reconocible casi al instante.

- ¡Mamá! ¡Papá cucu! "Mirren" "encontrré" a Pepi. Aquí está. - Dijo acercándose, entre su manito tenía un elefante de peluche que una vez se ganó en un juego de feria. Siempre odié ese peluche por obvias razones. Pero a ella sin motivo alguno le gustaba. Y decía que él servía para cuándo alguien se siente mal. Entonces entendí porque fue que entró a buscarlo, y me puse peor.

Enzo, no conforme con ya haberme hecho sufrir y que a causa de eso tenga problemas en el embarazo. Ahora también lo hace, haciendo que mi hija se de cuenta de que algo está yendo mal. No quiero, lo último que necesito es que Lionella se ponga triste o se preocupe de más por mí. Me daba muchísima bronca, que cada vez que Enzo está cerca de mí, solo cause problemas.

Joaquín ante las palabras de Lionella sólo sonrió. En realidad, él no sabía el problema que tenía yo con el "elefante de peluche" y él decía que era sólo la idea de una niña cuándo ella dice que él te acompaña cuándo estás triste. No le da la misma importancia que yo al asunto, y yo debería hacer lo mismo pero no puedo.

- Ay Lio, ¿por qué lo trajiste? - Le pregunté con una sonrisa, agachándome hasta quedar a su altura y así poder dirigirme a ella con más precisión.

- Si mami. Estás triste y Pepi te ama. Duerme esta noche con el mamá. Y vas a estar feliz. - Me dijo con una sonrisa tierna y estiró sus manitos ofreciéndome el peluche.

- Si sabés que a mamá no le gusta mucho Pepi el elefante. - Dijo Joaquín también agachándose a la altura de Lionella.

- Igual. Mamá tiene que "perrdonar" a Pepi si le hizo algo malo. Pepi el elefante es bueno ahora mamá. No seas mala con él. - Dijo ella refiriéndose al peluche de elefante. Pero a mi me pegó de diferente forma que haya dicho eso. Me quedé shockeada y no supe que decirle.

- Bueno, ya está. - Dijo Joaquín salvándome al percatarse de mi notable tensión. De todos modos, él no entendía porque me puse así.

- ¿Qué pasó papá cucu? ¿Mamá está "nonojada"?

- Enojada, mi amor. - Dijo Joaquín corrigiéndola. - Y no, mamá está feliz. - Le sonrió.

- Si bebé, mamá está muy feliz. - Le dije pegando mis labios a su frente dejando un beso.

- ¡Va bene! (Que bueno) - Dijo Lio en Italiano y me agarró la mano.

- Bueno, ¿te parece si ya vamos a dormir? - Le dije parándome. Me tomé unos segundos para estabilizar mis piernas y estiré los brazos en señal de hacerle upa. Ella correspondió y la levanté en mis brazos.

Lionella se refregó los ojos. Está despierta desde muy temprano y no paró de andar en todo el día, lo más lógico es que tuviera sueño. Me respondió diciendo sí con la cabeza y se acostó en mi cuello.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora