38

3.7K 274 43
                                    

Narra Giselle.

- Yo no entiendo cómo tenés 21 años nomás y sos tan madura. - Me dijo Langoni, después de una charla durante la mañana que se dio porque la reserva tenía el día libre de entreno y yo la mañana libre de Lio porque volvió al jardín. Le conté todo, o casi todo.

- ¿Madura cómo? - Pregunté.

- Y sí, tuviste una hija a muy temprana edad, te dejaron sola, tuviste que dejar todo para empezar a ser responsable, te fuiste del país sin nadie, encima ahora tenés que bancarte que la persona que amás va a ser papá con tu mejor amiga y todo esto con 21 años lo tomás con toda la madurez del mundo. - Dijo pasándome el mate. - Que aguante eh, sos una re mujer. Yo tengo 20 y soy un pendejo boludo.

Levanté las cejas y tomé el último sorbo de mate para devolvérselo.

- No sé, nunca me puse a pensar en eso. Va, nunca me lo dijeron tampoco.

Langoni cebó el siguiente mate y sonrió. - Bueno ahora te lo estoy diciendo yo. Tenés que empezar a joder más. Disfrutar y no estar todo el día preocupada por Joaquín o Enzo.

- Ya sé que tenés razón, pero no sé si da, encima tengo a mi hija y bue... - Me interrumpió.

- ¿Qué importa si tenés una hija? No te impide nada, sos una madraza y sé que te podés dar tiempo de todo.

- ¿Pero vos que insinuás? - Pregunté.

- ¿Pasando un finde por lo menos no podés permitirte salir? O simplemente hacer algo.

- ¿Pero con quién dejo a Lio? Ese es el problema, ahora que no está Joaquín. Y no se la dejaría a Enzo ni en pedo. - Dije, y era la verdad. No tenía casi gente en Buenos Aires, no de la confianza como para dejar a mi hija a cargo.

- ¿Y tu mamá o papá? - Preguntó. - ¿No la pueden cuidar? O algún hermano tuyo. - Sugirió pero notó la seriedad en mi expresión. Me quedé mirándolo por unos segundos sin decir nada.

- No tengo relación con ellos, ni un mensaje. - Dije mirando abajo soltando una risa irónica. Luca cambió su expresión a una avergonzada, quizá avergonzado por hablar de más.

- Fua, perdoname. Soy un boludazo.

Le sonreí para alivianar su tensión. - No pasa nada, no sabías.

- Mmm che. - Iba a cambiar de tema. - ¿Por qué no pensás en jugar ahora sí el femenino?

- Nah, ni en pedo. Ya dejé dos veces. Llego a ir y me corren de una patada. - Me reí.

- Pero es tu sueño. - Insistió.

- Ya sé, pero lo dejé por algo más importante que es mi hija y después Joaquín, ya no puedo volver.

- A eso me refiero con que nunca pensás en vos.

- Es lo que hay, Langosta. Ya pasó mi época y bueno. Desperdicié mucho mi vida y en eso tenés razón, pero Lio lo es todo para mí. - Dije y la sonrisa salió inconscientemente.

Langoni me observó con una sonrisa ladeando la cabeza.

- Nadie va a amar tanto a esa nena como vos. - Dijo Langoni enternecido. - Ni va a dar tanto como lo diste vos por ella.

- ¿Vos decís? - Sonreí.

- Seee, cuándo yo tenga hijos quiero que mi mujer sea una mamá como vos.

Solté una risa avergonzada. - ¿Así la vas a gorrear como me hicieron a mí?

- Naa. - Soltó una risa. - Sin la parte del cuerno. Jamás lo haría.

¿por qué ella sí? ; enzo fernándezOnde as histórias ganham vida. Descobre agora