† Capítulo XXXIII †

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El hombre bajo las escaleras, mirando al doncel de rubios cabellos, parado en la sala de su casa, con lágrimas secas en sus ojos e incapaz de darle la mirada.

–¿Y bien?– pregunto, mientras se acercaba a el, con un paso lento.

Jimin callo de rodillas, mientras volvía a llorar.

–perdoname padre...– pidió.

Entonces Taeyang volteo el fino rostro de su hijo de una bofetada. Jimin no soltó sonido alguno y permaneció con su rostro ladeado.

–eres una vergüenza para esta casa y tú apellido– dijo Park con desprecio –llevenselo y no lo vuelvan a dejar salir...

Dos hombres tomaron al doncel, pero Jimin se soltó con brusquedad, para caminar por su cuenta a su habitación. Lo dejaron dentro, cerrando la puerta por fuera, para que no fuera a salir.

Jimin miro su habitación, no espero volver allí. Se quitó la capa negra que se había puesto, llendo a su armario para cambiarse.

Se tomó un baño y salió envuelto en una toalla, para cambiarse de ropa, la dejo resbalar por su cuerpo, mientras estaba frente al espejo, miro las diversas marcas en su cuello, pecho y cintura. Y a pesar de todo, no se arrepentía de haberse entregado a Yoongi.

Sería una de los recuerdos más hermosos que tendría de el, saber que por un momento fue su tesoro, solo suyo.

–señor Taeyang– hablo el comandante del cuartel Thomas Wilson –le recomiendo trate con más precaución a su hijo, ya sabe que usted tiene todo mi apoyo

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–señor Taeyang– hablo el comandante del cuartel Thomas Wilson –le recomiendo trate con más precaución a su hijo, ya sabe que usted tiene todo mi apoyo...

–entonces haga lo que le estoy pidiendo, quiero que encuentre a esos muchachos y los desaparezcas– dijo Taeyang, golpeando su puño cerrado contra el escritorio.

–y lo haré Park, pero sabes que esas cosas requieren...– hizo una pausa, mirando al hombre.

Taeyang abrió uno de los cajones, sacando una bolsa de 20 coronas, para dárselas al hombre.

–es suficiente ¿No?– el hombre abrió la bolsa con una humillante desesperación y una ves miro su contenido, su sonrisa creció.

–lo es– aseguro.

Eun-yeong cerro los ojos, odiaba ser una sombra en ese casa y enterarse de todo. Y luego ella debía cargar con la culpa de su silencio.

–¿Sabes dónde están?– pregunto Taeyang, a lo que el comande asintió.

–su hijo venía por el sendero de la bahía, y sabe que por esos rumbos vivía el difunto Capitán Min– Taeyang abrió los ojos –seguramente están en esa antigua torre, en unas horas los tendremos...

La mujer de ojos grises se persino, comenzando a rogar con toda la fuerza de su fe, el bienestar de su amado hijo.

Taeyang había sentido un escalofrío recorrerle, al saber que su hijo había estado en esa maldita casa: por qué desde que llegaron los supuestos avistamientos de El diamante rojo la duda de si los Min estaban realmente muertos no lo dejaba tranquilo.

🍁 𝓔𝓵 𝓣𝓮𝓼𝓸𝓻𝓸 𝓭𝓮 𝓜𝓲𝓷 𝓨𝓸𝓸𝓷𝓰𝓲 🍁 [Yoonmin]Where stories live. Discover now