🍁 𝓔𝓵 𝓣𝓮𝓼𝓸𝓻𝓸 𝓭𝓮 𝓜𝓲𝓷 𝓨𝓸𝓸𝓷𝓰𝓲 🍁 [Yoonmin]

† Capitulo LXI †

–¡Hyung, suéltate cuando yo te lo diga!– grito Jimin.

Jalo del gatillo, disparando el arma –¡Ahora!...

Yoongi se soltó de la cuerda y sujeto a Jimin de la cintura, el doncel de rubios cabellos se aferro a su cuello y cerro los ojos, al sentir como caían.

La bala que había atravesado la madera del barco, callo en la pólvora de la bodega, encendiendo la, la cual tubo una rápida reacción y explotó.

Yoongi y Jimin cayeron en el agua, sintiendo el golpe de su cuerpo al impacto, justo cuando el barco volaba en pedazos.

Salieron con brusquedad, para tomar aire, rompiendo la superficie del océano. Jimin nado a Yoongi, quien lo recibió entre sus brazos, el agua aún se agitaba por la tormenta —aunque luego de la explosión se había calmado bastante; casi parecía ser, que alguien la había provocado para ayudarlos a hundir y dejar vulnerable la nave (que de hecho así había sido)—.

Ambos vieron como el barco en llamas, se comenzaba a hundir. Realmente había acabado...

Jimin soltó un suspiro aliviado y se enterró en el cuello de su amado capitán, soltando uno que otro sollozo de puro y absoluto alivio.

Yoongi lo abrazo con una mano, mientras con la otra se ayudaba para mantenerse a flote y el seguía mirando a El costa azul, no iba apartar la vista hasta que finalmente tuviera la certeza de que no volvería a ver a ese barco o al teniente.

Jimin abrió los ojos, mirando el bote en que el había intentado escapar a algunos metros de ellos.

–Hyung el bote– le dijo Jimin al peli-negro.

Ambos nadaron hacía la pequeña embarcación, el mayor ayudo a subir a su doncel, para luego el apoyarse de los bordes y también abordar la nave.

Jimin se recosto en un lado, cerrando los ojos y colocando ambas manos sobre su abultado vientre, de casi tres meses de embarazo.

Min se paró en la punta del bote, apoyando sus piernas una en cada orilla, mirando como finalmente aquel barco en llamas se terminaba de hundir, hasta solo mirar un pequeño rastro de humo.

Sus ojos dejaron mostrar el salvajismo del océano, para finalmente parecer un tranquilo rio que atravesaba el bosque.

La hora del final había llegado...

Luego de quedarse parado en la proa de la pequeña embarcación, hasta finalmente perder de vista todo rastro de El costa azul bajo de ella, para llegar hasta su amado tesoro.

Se sentó frente a el y le sonrió, Jimin le miro con sus ojos verdes llenos de un amor que venía desde lo profundo de su ser y que solo le hacía sentir su tan amado Hyung.

Se lanzo a sus brazos y Yoongi no dudo un solo segundo, en refugiarlo en ellos, bajo con suavidad una mano al vientre ligeramente hinchado de su amado doncel y beso su sien, Jimin sonrió.