𝓙𝓪𝓺𝓾𝓮 𝓜𝓪𝓽𝓮 ♤ 𝐻𝑎𝑟𝑢𝑐𝒉𝑖𝑦𝑜 𝐴𝑘𝑎𝑠𝒉𝑖 𝑥 𝑂𝑐 ♤

Capítulo 27

| Dos tumbas |

No dije nada. Sólo lo miré completamente en blanco, comenzando a fruncir mi ceño. Nadie dijo absolutamente nada al igual que yo, a excepción de Wang nuevamente.

-esta en nuestra casa, en buenas manos... pero llora cada noche por ti, no deja de llamarte, tú debiste haber sufrido mucho, y no podemos hacerle eso a una niña pequeña. -miró a su padre y luego a mí otra vez- la niña vivirá con nosotros, es donde está mejor. Pero tienes que visitarla, no la puedes abandonar, y ella no quiere que la abandones después de la difícil situación que vivió. Yo como hermano mayor no puedo soportar ver su sufrimiento siendo tan pequeña... esto tiene que parar.

Volví a mirar a Qiang, quien obviamente lo ocultaba, pero especialmente vi a Haruchiyo.

Mis ojos se cristalizaron, y hasta que no vi sus caras realmente no quería creerlo.

Claro... ya entiendo.

Obvio que Haruchiyo no vino por Mikey, sino porque temía que la verdad saliera a la luz.

-no... -negué en un susurro. Mirándolos a ambos, pero ninguno me miró a la cara- no... -solté un sollozo.

Volteé a ver a Haruchiyo. Lo miré entre lágrimas, él estaba serio. Qiang estaba de la misma forma con la cabeza agachada.

Me di una vuelta pequeña en mi lugar con pasos lentos y una mano en mi boca, luego ambas manos sobre mi cabeza, luego toda la tristeza se convirtió en ira, confusión, negación. Sonreí mirando a ambos nuevamente, me rompía aún más el hecho de que me hayan mentido con algo tan delicado. La ira se apoderó de mí borrando mi sonrisa, y finalmente, sólo hablé.

-¿cómo pudieron hacerme esto? -mi voz salió temblorosa, ninguno se atrevió a verme a los ojos- ¡mírenme! Qiang, ¿¡qué mierda!? ¡estuve a punto de matarme, maldita sea! -me acerqué a él- ¿¡y ahora ni siquiera vas a mirarme a la cara!? ¡eras lo único que me quedaba! ¡lo único que tenía! ¡mi única familia, y una vez más me abandonaste, y culpaste! ¡ME DEJASTE A MI MALDITA SUERTE! ¡ME QUITASTE LO ÚNICO QUE AMABA! -no me miró, sólo miraba el suelo- mírame, ¡COBARDE DE MIERDA, MÍRAME! -lo empujé, pero no me miró- eres de lo peor. No existe una persona más cobarde que tú, eres repugnante. -respiré agitadamente- vas de persona buena, preocupandote por mí, intentando ayudarme a veces, pero la verdad que nadie te ha dicho, es que eres un cobarde. No fuiste capaz de cuidar a tu hija, ni de decirle a tus hijos sobre ella, o de ser lo suficientemente valiente como para aceptar que amabas a mi madre e irte con ella. Te escondiste, ¿y ahora pretendes arreglarlo? ¿Ahora pretendías ser el bueno intentando alejarme de Dai? ¡VETE A LA MIERDA! -quise ponerle la mano encima, pero me contuve.

Nadie decía nada. Todos estaban en silencio. Miré a Haruchiyo retrocediendo unos cuantos pasos de Qiang.

Me acerqué hasta él.

Levantó su cabeza y me miró directamente a los ojos sin una pizca de tristeza o arrepentimiento, sólo de manera neutra, fría, sin malditas emociones y lo odiaba. Odiaba esa maldita mirada que siempre estaba en él, y muy pocas veces había visto algo real de su parte, pero mierda... cuando demostraba algo real era... algo que quería tener por siempre.

Y que ahora tengo que alejar, crucé la línea definitivamente.

-tú estás muerto para mí. -fue lo único que dije, sin gritar, sin insultar, sin susurros. Fuerte y claro- no quiero volver a verte en mi casa, no quiero que me vuelvas a tocar, hablar, no quiero verte cerca de Dai, no me quiero ni volver a cruzar contigo en mi vida. -una lágrima rodó por mi mejilla- no sólo me ocultaste esto sabiendo lo mal que estaba, siendo el único que vió lo mal que la estaba pasando... me has destrozado el alma. -mi voz de quebró al decir esto último- y no vas a decirme nada. -sonreí de forma irónica, retrocediendo- tú, y tú... -los señalé a ambos con la mano, y la voz temblando- ustedes... están muertos. Hoy murieron. Y ni siquiera voy a extrañarlos. Morirán solos, en su mundo podrido y lleno de mentiras, y cuando eso pase nadie... nadie va a extrañarlos. Son de las peores personas que he conocido.