𝓙𝓪𝓺𝓾𝓮 𝓜𝓪𝓽𝓮 ♤ 𝐻𝑎𝑟𝑢𝑐𝒉𝑖𝑦𝑜 𝐴𝑘𝑎𝑠𝒉𝑖 𝑥 𝑂𝑐 ♤

Capítulo 30

| Explosión |

No sólo éramos Koko y yo. También estaba Rindou, Boby, Kakucho, Takeomi, Qiang, Mocchi, y por supuesto Haruchiyo sentado en unas cajas mirando fijamente a su líder, el cual estaba sentado en la única silla del lugar. Ran por obvias razones no estaba, ya no pertenecía a un rango elevado y además estaba vivo por un milagro divino.

—Perdimos. —Fue lo único que salió de la boca de Mikey acompañado de una indiferencia y una mordida a un dorayaki.

Fue tan sorpresivo que tuve que mirar las caras de las personas que me rodeaban para asegurarme de que no fui la única que escuchó eso.

De haber visto esas caras en otra ocasión me hubiera burlado de ellos, pero en este caso estaba igual. ¿"Perdimos"? ¿Qué quiere decir con "perdimos"? ¿Por qué lo dice tan tranquilo? ¿Por qué nadie dice nada, por qué todos están en blanco?

—¿A qué se refiere con "perdimos"? —Me atreví a alzar la voz cuando vi que nadie más lo hacía. Mikey posó su mirada en mí y casi me arrepentí de haber dicho algo, tragando saliva sonoramente.

—Desde un inicio esto... —tragó su dorayaki, limpiando sus manos entre sí— estaba perdido. 60% de bonten en papeles, ni siquiera valía la pena matar a Ran por una causa perdida —miró a Rindou—. Hasta ese punto incluso pensé que podríamos hacer algo, me di cuenta de que es inútil.

Rindou desde la esquina en la que estaba, llevó su puño por encima de su boca mirando fijamente a la nada. Boby que siempre era una tumba, sólo apoyó su mano en su hombro.

—No lo es —Haruchiyo contestó rápidamente, intenté no mirarlo—. No lo es, no lo hemos dado todo, tenemos un montón de gente y respeto en todas las zonas —se levantó de las cajas—. Podemos organizar algo, atacar primero.

—Pero no hay dinero, Sanzu —fruncí mi ceño.

—Mikey, tenemos mucho dinero que ellos jamás podrán encontrar —se apresuró a agregar Koko, que se encontraba a mi lado.

Él no dijo nada, y Qiang aprovechó esa instancia para poder agregar unas palabras.

—Creo que finalmente tengo el plan perfecto para derrotarla. Puede que tenga la ventaja en estos momentos, pero eso no va a durar mucho. Soy líder de la mafia China y tú de la organización criminal más grande de Japón, es imposible que alguien pueda meterse en territorio ajeno y salirse con la suya.

Nuevamente no hubo respuesta. Miré de reojo las manos de Koko, que estaban temblando.

—Vamos, Mikey, di algo. —Mocchi fue quien alzó la voz esta vez.

—Han atacado esta mañana —Kakucho comenzó a hablar captando la atención de todos en la sala—. En mi base. No en la de Koko como se esperaba, ahora no tenemos de qué aferrarnos. Estamos yendo a ciegas, sin un punto al cual atacar, sin nada. Ellos en cambio tienen más de lo necesario para actuar.

—Imposible, Kakucho —Haruchiyo soltó una risa seca, intentando sonreír a fuerzas—. ¿Qué dices? De sufrir un ataque así nos hubiéramos enterado.

—Decidí que no se expandiera. Ya hay mucho pánico, más nos viene peor —finalmente Mikey habló—. No sólo murió mucha gente, sino que también se llevaron el dinero de ese lugar.

—No es nuestra mayor fuente de ingresos —miré a Koko incapaz de decir algo—. No lo es. Es el prostíbulo, ahí guardamos la mayoría de dinero y aunque robaran ahí esta distribuido, es imposible perderle todo, Mikey, no hemos perdido —también sonrió a duras penas, intentando de convencerse quizá a sí mismo—. ¿Cuánto se han llevado? Podemos recuperarlo, lo hacemos de manera muy veloz.