Capítulo 33

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| Un adiós |

No estuve tranquila en todo el camino. Un nudo gigante se encontraba en mi cuello preguntándome si realmente estaba haciendo lo correcto o no.

Tuve que desviarme del camino, pasando primero por un lugar gris y nostálgico que no visitaba hace años. Y es que a pesar de que la tumba de mi madre era un lugar al que podía acudir con facilidad, nunca tuve la fuerza necesaria para venir.

En serio. Nunca.

Ver su nombre escrito en la lápida, la fecha de su nacimiento y muerte, me hizo sentir un revoltijo en todo sentido. Mis emociones eran tantas que se reflejaban en mi cuerpo. Como el hecho de que sintiera el pecho aplastado.

—¿Es lo correcto? —Le pregunté—. Mierda, mamá, he intentado ser tú. Ser igual que tú, pero no puedo... he sido tan inmadura, he tomado decisiones tan estúpidas y he sido tan egoísta... creo que esto sería lo mejor para ella, pero, ¿y si estoy equivocada? No tengo forma de saberlo... —miré el cielo con una vista fija en él. Habían varias nubes que se movían muy lento—. Tú no te preocupes, conmigo o sin mí, ella estará bien. Ella jamás tendrá la misma vida que nosotras.

Bajé la vista, y me acerqué un poco más apoyando la palma de mi mano en aquella piedra sobresaliente del suelo.

—Dame fuerzas, mamá.

Deslicé mi mano hasta retirarla, fue una visita rápida, tampoco pensaba quedarme toda la tarde ahí. Temía que de hacerlo y contarle toda mi vida, me arrepintiera de la decisión que estaba tomando.

Subí a mi auto y comencé a conducir a casa de Qiang. Por supuesto evitaría toparme con Dai. No es la idea que piense... cualquier cosa. Así duele menos. Para ambas.

Las manos me temblaban en el volante, tragaba saliva y lo escuchaba, y cuando estuve a un minuto de llegar sentía mi corazón, sentía que quería vomitarlo o que iba a salirse, porque en serio estaba muy intenso.

Estacioné el auto justo afuera. Me dejaron pasar de inmediato, ya me conocían aquí a pesar de no venir tan seguido.

Llegué hasta la puerta principal y la abrí entrando a aquella casa.

Estaba adentro. Ya estaba aquí.

Caminé hacia la sala con mucho cuidado, para mi suerte, Dai no estaba. Sólo estaba la esposa de Qiang con una taza de té en su mano y la televisión puesta con un programa al azar.

—Hola —alcé la voz. Me miró de inmediato.

—Diane, adelante —dejó su taza de té apoyada en la mesa pequeña que estaba frente a ella—. Dai está en el jardín trasero jugando, ¿quieres ir a verla?

—En realidad quería hablar con usted.

Me miró curiosa y algo más seria. Asintió lentamente y se puso de pie.

—Claro, acercarte.

Eso hice, quedando a unos pasos de ella. Apretando mis manos con fuerza.

—Supongo que sabe de la situación actual de bonten —avancé pasando detrás de ella dándole la espalda.

—Qiang me ha contado, sí.

Me volteé ahora viéndola de frente otra vez.

—Yo no tengo idea... de cuándo atacarán. Ni cómo. Ni si voy a sobrevivir a eso o alguno en bonten lo hará —me encogí de hombros—. No quiero... ver a Dai otra vez con mi cara llena de heridas recientes, ni que me vea pasar por situaciones tan miserables. No quiero dejarla tirada casi siempre y pasar casi nada de tiempo con ella, que me llore pensando que la abandoné o que tenga el miedo de que nunca más vuelva.

𝓙𝓪𝓺𝓾𝓮 𝓜𝓪𝓽𝓮  ♤ 𝐻𝑎𝑟𝑢𝑐𝒉𝑖𝑦𝑜 𝐴𝑘𝑎𝑠𝒉𝑖 𝑥 𝑂𝑐 ♤Where stories live. Discover now