Capitulo 61

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—Me siento indignado de que te hayas hecho amigo de mi madre

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—Me siento indignado de que te hayas hecho amigo de mi madre.—afirmó Sirius en cuanto volvieron a cerrar las cortinas del retrato, esta vez con consentimiento de Walburga.

—¿Porqué tu madre esta aquí?—pregunto Hermione, confundida.

—Esta debe ser la ancestral casa Black.—respondió Theo, quien ya lo sabía pero quería confirmarlo.—¿No es así?

—Genial, este lugar es asombroso. Lo más puro de la magia negra esta aquí.—dijo Cassius emocionado.

—Al menos a alguien le gusta estar aquí.—dijo Sirius con sorna al ver los ojos brillantes de los Slytherin.— Esta era la casa de mis padres. Yo soy el único Black que queda, de modo que ahora es mía. Se la ofrecí a Dumbledore como cuartel general. Dicen que hay que tener a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca. 

Sirius abrazo cariñosamente a Lily y los encamino hasta una puerta que conducía a la cocina del sótano. Era una estancia grande y tenebrosa con bastas paredes de piedra, no era menos sombría que el vestíbulo. La poca luz que había procedía casi toda de un gran fuego que prendía al fondo de la habitación. Había llevado muchas sillas a la cocina con motivo de la reunión, y estabas colocadas alrededor de una larga mesa de madera cubierta de rollos de pergamino, copas, botellas de vino vacías y un montón de algo que parecían trapos. 

Arthur Weasley y su hijo mayor, Bill, hablaban en voz baja, con las cabezas juntas, en un extremo de la mesa. Molly Weasley carraspeó. Su marido miró alrededor y se puso de pie de un brinco.

—¡Lily! ¡Chicos!—exclamó Arthur, fue hacia ellos para recibirlos y les estrechó la mano con energía.— ¡Cuánto me alegro de verlos!

—¿Han tenido buen viaje, Lily?—pregunto Bill mientras intentaba recoger doce rollos a la vez.— ¿Ojoloco no te ha hecho venir por Groenlandia?

—Lo intento.—intervino Tonks. Fue hacía Bill con aire resuelto para ayudarlo a recoger, y de inmediato tiro una vela sobre el último trozo de pergamino.— ¡Oh, no! Lo siento...

—Dame, querida—dijo Molly con exasperación, y reparó el pergamino con una sacudida de su varita. 

Con el destello luminoso que causó el encantamiento de Molly, Lily alcanzó a distinguir brevemente lo que parecía el plano de un edificio. Molly vio que Lily miraba el pergamino, agarró el plano de la mesa y se lo puso en los brazos a Bill, que ya iba muy cargado. 

—Estas cosas hay que recogerlas enseguida al final de las reuniones.—le espetó y fue hacia un viejo aparador del que empezó a sacar platos. Bill sacó la varita, murmuró «¡Evanesco!» y los pergaminos desaparecieron.

—Siéntate, cachorrita.—dijo Sirius.—Ya conoces a Mundugus, ¿verdad?

Aquella cosa que Lily había tomado por un montón de trapos emitió un prolongado y profundo ronquido y despertó con un respingo.

Potter Girl [Draco Malfoy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora