02.

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Si, la escena era sumamente comprometedora y escandalosa para cualquiera que llegará entrar a esa cocina y los viera. Cubiertos de crema, con una torta a medio hacer y tan encima el uno del otro. Solo sus respiraciones se escuchaban y la radio de fondo, sonando Tan Solo de Los Piojos.

Con ambas manos en tu rostro y su boca muy cerca de la tuya, el rio cuartense murmura.

- No sabes las ganas que tengo de comerte la boca.-

Abrís tu boca solo para murmurar su nombre casi como un gemido.

- Pablo...-

Solo le bastó oírte y sus labios se movieron lentos pero con mucha seguridad sobre los tuyos, marcando el ritmo. Sus manos abandonaron tu rostro y pasearon por toda tu anatomía, dando pequeño apretones, acercándote más a él o solo trazando tu piel, para recordarte que durante ese momento le pertenecías.

Un gemido gutural se escapo de la garganta del rio cuartense cuando la fricción entre ambos cuerpos encontró el resultado que ambos buscaban, solo pudiste entre abrir tu boca y cerrar los ojos. Se estaban dejando llevar por sus más carnales instintos, los que tanto controlaban o intentaban disimular pero ahora que habían probado solo una cucharada de lo que podrían a llegar experimentar, no querían parar.

- Me estas matando.- suplicó Pablo, cuando una vez más con tus piernas alrededor de su cintura, moviste tus caderas y friccionaste tu centro caliente con el suyo.

En un acto por aflojar un poco la situación o mejor dicho darle rienda suelta, el rio cuartense empujó todo lo que había sobre la mesada detrás tuyo, casi tirando al piso también la torta a medio hacer, que previamente habían armado para el cumpleaños de la madre de Pablo.

- No, no, la torta.- dijiste precavida, abandonando rápidamente su cuerpo, tomando el plato en que estaba y yendo rápidamente a la heladera para refrigerarla.

Aún tenían tiempo para terminarla, la fiesta sería por la noche.

Te diste vuelta una vez guardada y le sonreíste, yendo hacia él, relojeando fugazmente su entrepierna y la tienda de acampar en su pantalón, producto del fogoso momento recientemente compartido.

- Listo.-

Te rodeo con ambas manos la cintura, acercándote de un tirón a su cuerpo caliente y no le diste tiempo a hablar, lo besaste, probando el sabor dulce de la crema aún en su boca y rostro. Pablo no te dio mucho más tiempo para ese disfrute, bajo sus labios a tu cuello y comenzó a dejar leves mordiscos en el, levantando con ambas manos tu cuerpo y dejándote sentada sobre la mesada. Se ubicó entre tus piernas, subió y bajo sus manos por tus muslos y fue hacia tu cintura, metiendo sus manos por debajo de tu remera.

- ¿A que hora vienen tus papás?- murmuraste con los ojos cerrados perdida en su suave pero consistente tacto.

Pablo empujó vulgarmente sus caderas entre tus piernas y logró hacerte gemir de tal forma, que instantáneamente arqueaste tu espalda.

- A la noche...- asentiste, aunque la verdad no le diste mucha importancia, estaban perdidos completamente en el momento caliente que habían generado.

Simplemente por haber cocina un bizcochuelo y batir una crema.

Si, no era algo nuevo, ustedes se tenían ganas hace rato y esta fue la frutilla del postre, de algo que tenía que llegar en algún momento.

Cuando las manos de Pablo subieron un poco más y jugaron con el contorno de tu pecho, una llamada de los ángeles pero para nada agraciada se hizo presente, el ruido de la puerta principal siendo abierta y dos voces muy reconocidas les corto el mambo a los dos.

- Me estas jodiendo.- gruñó el joven con los ojos cerrados y su rostro hacia el techo.

Fugazmente te bajaste de la mesada y levantaste los utensilios que se encontraban en el suelo.

- ¡Pablito!-

La voz alegre de la Mary se escucho a lo lejos, "Pablito" se limpio los restos de crema en las manos y cara, te dio una fugaz mirada y paso su mano por tu cuello, que tenía un rastro contundente del relleno de la torta. Acomodaste tu pelo con ambos manos y arreglaste tu ropa toda arrugada, al igual que Pablo, quien en un acto de cero pudor se metió la mano dentro del pantalón y se "acomodo el asunto" que lo delataría con sus padres.

En ningún momento dejaste verlo, si eras una perversa, pero no podías negar que esa acción te calentó a mil.

No hubo tiempo para más que cruzar miradas picaras, ya que el "Payo" y Mary entraron a la cocina con muchas bolsas en sus manos.

- Hola mi amor.- saludo con su característico buen humor la progenitora del "Payasito", dejando los paquetes sobre la mesada y dándole un beso sonoro en el cachete.

- Hola ma.-

La mujer mayor se acercó a vos y te abrazo cariñosamente luego de darte también un beso en la mejilla.

- Mary.- dijiste sonriente, luego el padre de Pablo se acercó a vos y te dio un apretón en el hombro.

- Hola nena.-

- Hola Payo, ¿como andas?-

Le sonreíste de lado ayudándolo con las bolsas y poniéndolas también en la mesada, la misma que hacía unos minutos atrás Pablo usaba para... bueno ya sabes.

- Bien, bien.- contestó el mayor.

Una mirada extraña por parte de la madre de los Aimar se posó en su hijo y luego en vos pero a los segundos fue cambiada por una sonriente, acercándose a vos y tomándote de la mano.

- Me imagino que te quedas hoy, le digo a Laurita que te prepare el otro catre.-

Miraste fugazmente a Pablo y asentiste.

- Obvio Mary.-

La mujer se fue de la cocina sin antes pedirte por favor que la ayudes a bajar unas cosas más del auto afuera de la casa, mientras que el "Payo" encaró para ir al patio segun dijo él para preparar la parrilla para la noche, dejándolos una vez más a Pablo y a vos solos en esa bendita cocina.

Viste al rio cuartense clavado en su lugar, con una media sonrisa en su ruborizado rostro, probablemente analizando que estuvo a punto de ser atrapado con las manos en la masa con la que es su "mejor amiga", en la cocina de la casa de sus padres.

Reíste ante lo loca que sonaba la situación en tu cabeza, sacándolo de su trance y te acercaste a él, besaste la comisura de sus labios rápidamente.

- Uy, te manchaste.- dijiste dándote la vuelta y caminando fugazmente hacia fuera, sin antes oír su voz particularmente ronca.

- Ya vas a ver vos.-

VOLVÍ PIPIS, perdón por lo que leyeron y van a leer, les amo!!!

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now