06.

982 41 15
                                    

Rayos de sol colisionan contra la ventana de tu habitación y por consecuente llegando a tu rostro, un murmullo suave pero constante se puede oír a lo lejos y cuando sentís hundirse el colchón a tu lado abrís los ojos lentamente.

- Hola preciosa.-

El rostro más hermoso que podrías alguna vez conocer te recibe como la primer imagen que ves luego de una siesta larga y placentera. Pequeñas arruguitas alrededor de los ojos, señal de años vividos y mucha experiencia transitada, una barba incipiente, un lunar sobre una mejilla ahora alzada hacia arriba por la gran sonrisa formándose y una boca con labios rellenos y carnosos que te hacían suspirar, cada vez que podía.

Sonreís achinando los ojos y frotándote un ojo con la mano, sentís su cuerpo acercarse mucho más al tuyo.

- Hola.- decís con la vos gruesa, un poco afectada por el sueño y otro poco por la posible gripe que estabas transitando.

Pablo pone su palma suave y caliente sobre tu mejilla, te deshaces en ese tacto tan amoroso de su parte y por unos segundos cerras los ojos.

Rápidamente los abrís cuando sentís sus labios sobre tu frente, dándote una muestra de cariño, una de las tantas a las que te tenía acostumbrada este hombre y a la vez, comprobando tu temperatura corporal.

- ¿Como estamos?- dice con un dejo de preocupación.

Hacia solo tres días atrás habías sido sorprendida a la salida de tu trabajo por una tormenta que te había dejado completamente empapada y cagada de frío en la puerta del departamento del rio cuartense, y ahora los frutos de ese enfriamiento estaban dando como resultado un estado gripal.

Aclaras la garganta un tanto castigada por la tos y respondes, inconscientemente tirándote sobre su cuerpo y siendo recibida por sus brazos.

- Más o menos.-

Pablo te acerca más a su anatomía, haciéndote sentir su calor, tu cabeza esta escondida sobre su pecho sintiendo los latidos tranquilos de su corazón, una de tus manos llega a su cabello, ahora húmedo, probablemente producto de la ducha y sintiendo el olor a desodorante corporal en todo él.

Pero el olor masculino que desprende este adonis que te tiene entre sus brazos no es lo único que se cuela por tus fosas nasales, hay un olor muy reconocido para vos y para cualquier otra persona que tuviera el olfato apenas un poco afilado.

- Hay olor a fritura.- decís sacando tu cabeza de su pecho mirándolo sospechosamente.

El rio cuartense larga una carcajada, acomoda tu pelo desordenado sin dejar de mirar tu rostro y sonríe ante lo dócil que te pones entre sus manos.

- Si, casi me cago quemando pero mira lo que hice.- dice soltándote por un momento y levantándose de la cama, trota hasta el escritorio, donde se encuentra una bandeja.

Ya intuís que es lo que hay, estas a punto de chillar de la emoción ante semejante escenario ficticio que se esta presentando ante vos en esa habitación. Si, Pablo era un caballero con todas las letras, lo habías comprobado la primera vez que salieron juntos y parecía que no se cansaba de demostrártelo todos los días de su convivencia.

- No se si serán como las de tu mamá pero...- dice haciendo una mueca, dobla una rodilla sobre el colchón y apoya la bandeja sobre tus piernas extendidas.

Vos miras el tupper con torta fritas, el termo y el mate extasiada con una sonrisa en tus ojos de oreja a oreja. Definitivamente era "EL HOMBRE". No había más con que hacerlo dudar. Ya se había ganado todos lo premios para vos.

Levantas tu vista de la bandeja y lo miras a él, sentado sobre una de sus piernas, con una mirada expectante y un tanto divertida en su rostro.

Con una rapidez increíble corres la bandeja de tus piernas, cautelosa de no tirar nada y cuando la apoyas a un lado tuyo, te tiras sobre el mayor.

- Epa.-

Tus manos van a parar a su rostro y le comes la boca, sin modismos. Él te sigue el beso, con paciencia y suavidad, de vez en cuando mordiendo un poquito tu labio o con sus manos tanteando tu espalda baja, yendo a agarrar con la mano extendida tu cola.

- Te amo, te amo, te amo.- decís entre besos, el rio cuartense te los devuelve con un "yo te amo mas" e intercambiando de tanto en tanto besos en todo tu rostro también.

Cuando "se calman" por así decirlo y ya con la bandeja de nuevo en tus piernas, Pablo se dispone a preparar el mate pero cuando esta por cebarte el primer mate se detiene y te mira dudoso.

- ¿Tas para unos amargos?- dice con su tonada clásica, que se hace más pronunciada cuando vuelve de pasar unos días en Río Cuarto.

Ladeas la cabeza y lo miras con obviedad, como si hubiera dicho la boludes más grande del mundo.

- Con vos siempre.-

Entonces sigue con su actividad, vierte el agua en el mate y antes de dártelo, él toma el primer trago de la bebida, era una costumbre que tenía para cerciorarse de que el agua no estuviera caliente y te quemaras.

Hasta en eso era atento el culiado.

Te da el mate, lo tomas rápidamente con ganas y cuando se lo estás por devolver, te hace señas con la cabeza en dirección al tupper con torta fritas.

- Dale, proba.- dice ansioso, te mordes el labio tentada y agarras una, todavía están calientes.

Sin esperar das el primer bocado y ya sentís que estas volando en otro universo, lo ricas que estaban, no tenían comparación a ninguna otra que hubieses probado. Das un suspiro, que sólo podría dar una persona que esta en un viaje culinario y la devoras, en dos o tres bocados.

Cuando relames tu labio y levantas la mirada hacia donde se encuentra el hombre de tus sueños, chocas con su mirada expectante y le sonreís para tomar otra torta frita del tupper.

- Ay Pablo Aimar, sos el tipo que toda mina quiere.- decís con la boca llena y podes escuchar instantáneamente su risa contangiándote a vos aun más la alegría que transmitía.

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now