07.

967 47 21
                                    

Las imágenes que transmitían en el noticiero te hacían negar con la cabeza mientras que con una mano sobre tu boca contenías la risa.

- Esta re mamado.- murmura tu hermano por lo bajo.

Las caras de tus padres son un poema, no sabías definir bien si era espanto, asombro o desentendimiento, quizás era un poco de todo.

Lionel, tu novio y también su yerno, quien lo habían conocido como un hombre de porte serio, personalidad tranquila, madura y muy correcta, ahora era un completo desconocido. En televisión solo se veían las imágenes de un pujatense completamente sacado, en cuero, siendo sostenido por una bandera argentina por la cintura, sobre el techo de un micro y a los gritos coreando junto a la gente alrededor del gran vehículo.

- Menos mal que se los llevan en un rato al predio de vuelta.- dice tu papá mientras hacían sobre mesa en el comedor, tomándose una tasa de café.

Miras tu celular comprobando la hora y viendo si había algún mensaje del hombre en cuestión o en su defecto, de sus compañeros del cuerpo técnico, diciéndote quizás que "la caravana" iba tranquila y sin problemas pero era absurdo, muy seguramente todos estaban más o menos igual que el pujatense o peor.

- ¿Vas a ir para allá?- pregunta tu madre con cierto aire de preocupación, más que todo porque hoy era el mejor día para estar dando vueltas y sobre todo para ir hasta Ezeiza.

Suspiras y asentís.

- Y si, no debe ni poder pararse.-

Miras hacia el televisor otra vez. Y las imágenes que muestran del pujatense abrazado al capitán de la selección argentina confirman lo recién dicho. Lionel esta completamente exaltado y alegre saltando, de un momento a otro lo vez trastabillarse hacia atrás siendo agarrado enseguida con fuerza por los brazos de su tocayo rosarino y este mismo, riéndose junto a otros jugadores del estado del director técnico.

- Lo conozco, este se tomó hasta el agua para el motor.- decís negando con cierta gracia.

Te levantas de la silla decidida, tomas tu teléfono, la billetera y las llave del auto. Le das un beso a tus padres y a tu hermano despidiéndote de ellos por unas horas. Y embarcándote en la travesía que sería llegar al predio de la AFA en plenos festejos por el campeonato mundial recientemente ganado.

Salís a paso tranquilo de tu hogar sin antes escuchar a tu hermano carcajear diciendo.

- ¡Mírala a la Scaloneta!-

***

Habías llegado.

No lo ibas a negar estabas cansada. El trayecto hacia el predio fue sumamente tedioso, tuviste que manejar por dentro de distintos barrios del conurbano, tardándote el doble de tiempo, esquivando gente que se cruzaba por todos lados y chequeando constantemente que el destino del seleccionado campeón no fuera cambiado a último momento.

Descubriste, una vez dentro, que al parecer para algunos la fiesta no había acabado luego de bajar de esos helicópteros y entrar a su lugar de concentración. Gritos, aplausos, cánticos y golpes se oían al final del pasillo que te llevaba donde en teoría estaban "los campeones del mundo".

- ¡Mira quien vino!- gritan apenas cruzas las puertas del salón de usos recreativos.

- ¡Gringooo!-

Se encuentran todavía algunos jugadores y sus respectivos familiares, dos o tres integrantes del cuerpo técnico, obviamente el dueño de todo, el "Chiqui" Tapia y un par de administrativos. Saludas a los que aún se encuentran en sus cinco sentidos y a los demás, bueno ni te gastas ya que es muy poco probable que se acuerden de quien eras en esos momentos.

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now