12.

923 53 3
                                    

- Mañana hay entrenamiento.-

Dice secamente y con un dejo de malhumor, Lionel Scaloni, comenzando a levantarse de su asiento para abandonar la mesa donde hace un rato largo había terminado de cenar junto a su equipo de trabajo.

Los presentes se miraron extrañados entre ellos ante la actitud del dt argentino a excepción tuya, que sabías el verdadero motivo de su fastidio. Casualmente en el momento en que un simpático Aimar, te empezó a hablar sobre familiares y otros diversos temas, aislándose los dos de la conversación que mantenían los demás hombres en la mesa, el humor del pujatense comenzó a cambiar.

De reojo, sin perder el hilo de la conversación con tu amigo, viste al dt tensar su mandíbula, mirarte con seriedad y suspirar un tanto frustrado. A todo esto solo podías fingir demencia y sonreír, con un dejo de malicia mientras pasabas tu mano por el hombro del rio cuartense afectuosamente.

Hacia alrededor de un año que vos y el dt santafesino, tenían una relación de histeriqueo, que no pasaba más allá de halagos, miraditas y algún que otro beso sobre la comisura de los labios, dejándolos con sabor a poco. Él se había separado, vos no estabas en pareja y tenían buena química. Todo era propicio para comenzar una relación. Pero el pujatense, cagoneaba un poco y vos necesitabas que diera ese pasito final para lanzarse al abismo.

- Tiene razón, se hizo re tarde.- dijo asombrado Roberto mirando el reloj en su muñeca, viendo a sus compañeros.

Scaloni ya se encontraba cercano a la salida del restaurant esperándolos a todos y mirándote de vez en cuando, Manna y Tocalli comenzaron a tomar sus celulares y camperas, Luis frotó su rostro un tanto cansado con sus manos y el rio cuartense, Pablo Aimar, reviso una vez más su celular.

- Yo tengo que ir a buscar a los nenes.-

- Uh, llegan re tarde.- dijiste asombrada.

Aimar asintió algo cansado, todos se despidieron de la gente de servicio y agradecieron como podían la excelente velada que les habían brindado.

La estadía en Qatar estaba siendo más que espléndida, atrás había quedado ese primer partido nefasto contra el equipo saudí y su triplete, ahora estaban un poco más relajados con la situación pero no menos ansiosos. Riéndote por dentro pensaste en que había uno en particular más ansioso que el resto, uno que se encontraba casi impaciente en la puerta del restaurant esperando a que todos salieran para así, irse a "descansar".

Aunque todos sabían muy bien que esa cabeza no pararía ni siquiera estando inconsciente por el sueño.

- ¿Y vienen todos?- le preguntas curiosa.

Sabías que la situación con los hijos de Pablo era un poco complicada, no por problemas en la relación, sino más bien con respecto al colegio y ciertas responsabilidades que tenían ellos aún en Buenos Aires. Pero aún así, el rio cuartense los quería tener junto a él y más en un momento tan importante como este.

- Si, por suerte. - dijo sonriente, contagiándote su alegría.

La noticia te cambio el semblante, poniéndote más sonriente e inconsciente pasaste tu brazo por los hombros del ex river y murmurándole, acto que no pasó desapercibido cierto pujatense, una propuesta que seguramente agarraría viaje.

- Deciles que después del entrenamiento los paso a buscar, así los saco a pasear un rato.-

- ¿Estás segura?- dijo mirándote a los ojos con duda.

No era lo mismo estar a cargo de uno que de cuatro pibes y todos de distintas edades. Pero vos los conocías bastante bien y sabías cómo tratarlos, mimarlos y convencerlos de portarse bien. No por nada eras la encargada de tratar con cierto dt de carácter estridente cada vez que se cruzaba con sus compañeros o estaba con un humor del culo.

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now