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- ¿Estás seguro?-

Preguntas con cierta desconfianza en tu voz y frunciendo el ceño, mirando la caja de tintura entre tus manos. Oís pasos a tus espaldas y en unos escasos segundos, tenés a tu novio rodeando tu cuerpo con sus brazos y apoyando su mentón en el hueco de tu cuello, dejando un beso en tu mejilla.

Sentís escalofríos en todo tu cuerpo, aun en tan simples actos como ese te hacia poner de alguna forma nerviosa y sin siquiera ser de forma intencional, en fin, el efecto Scaloni.

- Si, mándale.- dice con la voz un tanto afectada por la afonía.

Y como no era de esperarse, si ayer se había disputado la tan esperada final de la liga española y después de tantos años, en un hecho casi histórico, el Depor se coronó como el campeón. Obviamente, Lionel había sido participe de cualquier festejo que se realizó desde que el árbitro había finalizado dicho partido hasta ahora, cantando sin parar, saltando y bailando o simplemente haciendo quilombo. Como a él más le gustaba.

Sin despegarse de vos, comienza a hacer que caminen juntos hacia el baño, donde ya había una silla frente al lavamanos y el espejo sobre este en la pared. Se separan, el pujatense se sienta en la silla y vos te quedas a su lado, pasando una mano por su cabello. Miras a ambos en el espejo, él se encuentra con los ojos cerrados, disfrutando de la caricia que le obsequias y hablas lamentándote, al ver su cabello azabache.

- Tenés tan lindo el pelo.-

Lionel habré los ojos para verte y haces un puchero, no querías que se hiciera nada en la cabeza, te gustaba así, además de que tenias cierto miedo de mandarte alguna cagada. No era como que vos fueras la más indicada para decolorarle el pelo, siendo que nunca usaste una tintura o mucho menos un agua oxigenada en tu vida.

- ¡Dale amor!- él te da un suave empujoncito con su cuerpo y te incentiva a que comiences.

Tomas la caja apoyada en el lavamanos y la abrís, viendo un aplicador vacío, dos sobre pequeños con los productos en cuestión y un par de guantes. Negando por última vez, te pones a preparar la mezcla que iría a la cabellera del joven futbolista.

- Están mal de la cabeza ustedes.-

La promesa de todo el equipo del Depor, si se les daba la chance de ganar el campeonato, era teñirse o en su defecto decolorarse el pelo y que todos tuvieran la cabellera en efecto, rubia. Y como Scaloni era un fiel creyente de que si prometes, tenés que cumplir, ahí estaban.

Una vez preparado el producto, por así decirlo, puesto en el aplicador y colocado los guantes, te propusiste a comenzar con la decoloración. Largaste un suspiro, encomendándote a todos los santos, ante la primera tanda que aplicaste en la cabellera de tu novio y entre charlas, la música de fondo, pasaste tu tiempo decolorando esa cabellera tan bonita.

Ibas y venias de una lado al otro, tratando de cubrir del todo el pelo con esa preparación. No eras peluquera, ni mucho menos colorista, así que rogabas porque saliera lo mejor posible. No es que Lionel fuera a quejarse pero tampoco le agradaría mucho que quedara hecho un mamarracho con el pelo de dos colores diferentes.

- ¿No te lo querés hacer conmigo?- pregunta elocuente, cuando estas frente a él.

Haces una mueca y negas repetidas veces, siguiendo aplicando el producto.

- Ni en pedo, me va a quedar como el culo.-

Era la verdad, entre todas tus opciones, si alguna vez decidías hacerte un cambio de look, jamás sería tener el cabello rubio. No tenias nada en contra con los que se lo hacían pero vos no te veías con ese color, sentías que te quedaría muy mal.

- Cualquier cosa que te hagas te va quedar hermosa a vos.- dice ronco levantando la cabeza hacia arriba viéndote a la cara.

Sonreís instantáneamente, dejando por un momento de aplicar la tintura y él sujeta entre sus manos tu cintura, acercándote un poco más a su cuerpo. Dejándote entre medio de sus piernas fornidas. Sujetas con más fuerza el aplicador en tu mano y lo miras mordiéndote sutilmente el labio inferior.

Sus ojos escanean todo tu rostro y con cada movimiento de estos, su sonrisa se ensancha más, como teniendo una especie de realización interna, de la cual no te dice nada. Uno de sus pulgares acaricia tu cintura por debajo de tu remera y un escalofrío comienza a producirse desde tu columna hasta llegar por detrás de tu nunca.

- Mira la cara que tenes.-

Rodas los ojos, la cara del pujantense era la de un tipo viendo la maravilla más grande del mundo. Enamoradísimo. Deslumbrado por el ser frente a sus ojos.

- Y ese culito.- dice bajando sus manos fugazmente a tu espalda baja tentativamente.

En shock por el rápido vuelco de la situación romántica a una un tanto más subida de tono, él masajea muy sutilmente a diferencia de otras ocasiones, tu cola. Instantáneamente cuando el pujatense tiene la intención de hacerte sentar en sus piernas, largas con la voz un tanto aguda y nerviosa, una oración.

- Me vas a hacer dejarte media cabeza decolorada.-

Él ríe y aleja sus manos de tu cuerpo, alzándolas en el trayecto, haciendo un gesto como de inocencia.

- Bueno, bueno.-

Tomas aire y proseguís con la tarea. Te tomo su tiempo, que no quedara un solo lugar sin decoloración y que además, tenga la misma cantidad de producto en toda la cabeza. Cuando la cabellera de Lionel estuvo completamente cubierta con la mezcla de cierto color celeste claro, dejaste el aplicador dentro de la bacha del banitor y lo miraste.

- Creo que esta.- decís largando un suspiro.

Él sonríe y se levanta de la silla para mirarse al espejo, gira la cabeza de un lado a otro, viendo tu trabajo y suelta un comentario muy convencido.

- Fachero.-

- Te va a empezar como a picar, te aviso.- decis apuntándolo con tu dedo índice.

El pujatense asiente efusivamente, sin quitar su alegría del rostro, cuál niño. Y en un acto de pura impulsividad toma tu rostro entre sus grandes manos, dándote un fugaz beso en la boca.

- Gracias gorda.-

Le guiñas un ojo y le advertís una vez más los efectos del decolorante, no tenias mucha noción sobre como era la tarea de aplicar el producto pero si sabías que no era tan fácil y el proceso de decoloración bastante molesto.

- Es por el producto y más vos, que tenés tan oscuro el pelo... va tenias.- decís con aun un poco de arrepentimiento.

Lionel hace un gesto de despreocupación y se dirige hacia el living, cambiando de canal para ver una vez más la repetición del partido de ayer.

- Tampoco debe ser tan insoportable.-

Alzas una ceja y no respondes nada, dejarías que el tiempo les diga a verdad.

Fue cuestión de minutos para que un inquieto Lionel se acercara al cuarto que compartían, mientras vos estabas viendo la ropa que iban a usar por la tarde, cuando fueran al festejo en la Plaza Maria Pita y te preguntará.

- Amor, ¿ya me lo puedo sacar?- dijo haciendo el amague de querer rascarse la cabeza.

Reíste negando, miraste la hora en el reloj de tu muñeca y rodaste los ojos.

- Te falta un rato largo todavía Lio.-

El pujatense bufo y se fue inquieto al living otra vez. Era peor que un nene pero bueno, si le gustaba el durazno que se banque la pelusa.

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now