13.

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- Listo.-

Decís saliendo del baño para encontrarte con la mirada expectante de tu pareja, sentado sobre el borde de la cama a pocos metros tuyo.

Te acomodas un poco el pelo, le sonreís y giras tu rostro hacia el espejo frente a la cama. De reojo a través del espejo podes verlo escanearte, retocas un poco el maquillaje en tu rostro y te volteas a verlo contenta con tu outfitt total. Caminas hasta él y te ubicas entre medio de sus piernas, pasas tus manos por sus hombros, dándole alguna que otra caricia. El rio cuartense pasa sus manos por tu cintura y las engancha por detrás de tu espalda baja.

Pablo apoya su cabeza sobre tu abdomen y vos proporcionas en su cabeza pequeñas caricias que lo hacen cerrar los ojos.

Disfrutaban de estos pequeños momentos en silencio, más que cualquier otro. A lo lejos se podía oír el barullo en los pasillos, digno de la ocasión, el hotel se mantenía bastante ajetreado pero la calma que los caracterizaba a ambos parecía no afectarles en lo más mínimo.

Pablo levanta la cabeza, ahora para verte y lo observas encantada desde un poco más arriba, sintiéndote encantada ante semejante hombre. Aún así, él mostrándose por así decirlo "mas sensible" de lo que aparentaba y vos en esta situación de superioridad, te era imposible no sentirte abrumada entre los brazos de este hombre. No mentias cada vez que le decías que te hacía sentir siempre como el primer día que se conocieron, nerviosa, encantada, abrumada y muchas cosas más.

- ¿Segura que no te querés poner la de la selección?- dice con cierta duda, haciendo que toda bruma de enamoramiento se vaya.

Tu ceño sonriente se vuelve neutro y casi por inercia te separas un poco de su tacto. Él no desprende sus manos de tu espalda baja y te mira expectante.

- Traje otra.-

Hace señas con su cabeza al bolso a un lado de ustedes tirado en el suelo.

Suspiras y cruzas los brazos.

- Amor, deja de joder.-

Hablas algo molesta, ya era la tercera o cuarta vez que te insinuaba o te preguntaba sobre lo mismo.

Pablo suelta las manos de tu cuerpo y se dirige hacia su bolso de mano buscando la nueva campera que le habían dado para ponerse antes del partido. Disimuladamente saca también la ya anteriormente nombrada camiseta, dejándola sobre la cama. Quizás en un momento de patriotismo total la verías y te generaría ganas de llevarla puesta en vez de la del equipo bostero, si eso era lo que él pensaba.

- Te decía no más, la otra también te queda buenísima.- dice subiendo el cierre de la campera y señalando con fingida despreocupación la prenda sobre la cama.

Bufas frustrada, desde que habían llegado esa mañana al hotel no había parado un segundo en preguntar que camiseta ibas a usar y porque la de Boca, que él iba a jugar en el equipo de la selección y que esto y aquello.

Estaba muy hincha pelotas por una boludes.

- Si pero por si no te acordás, te voy a decir algo... soy de Boca...- decís inflando tu pecho con orgullo y señalando con el dedo índice el escudo a un costado, cerca del corazón.

La remera que llevabas puesta era una de las tres que el mismísimo Román te había regalado, es más en el dorsal estaba firmada por el jugador bostero y dedicada a tu nombre. La relación que tenías con él era muy fuerte, prácticamente eran como un hermano mayor y fue él, el que te lo presento al rio cuartense durante uno de sus tantos cumpleaños dónde el ex River fue de invitado.

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now