40. (pt2)

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Los primeros pasos son poco coordinados y él no quiere abusar de su confianza en ponerte las manos encima, aunque hace un rato pensaba otra cosa.

- Te dije que era malísimo.- murmura en tu oído cuando te das la vuelta.

La piel de tu cuello se eriza y fingiendo que eso no te hizo poner un poquito nerviosa, giras tu rostro para hacerle un ademán con tu mano libre. Era un dramático, bailaba bien pero era tímido, le faltaba alguien que lo guiará y le diera eso que le faltaba.

Y vos estabas dispuesta a ser ese alguien.

La otra mano la tenías enredada a la suya y habías descubierto lo necesario que era para vos seguir toda la noche afianzada a ella, ya que te generaba un sensación jamás antes experimentada.

- Ay cállate.-

Ríen, se hacen caras cuando alguno le erra a un paso y las miradas furtivas por parte de ambos se hacen cada vez mas presentes. Pero eso parece no importarle a ninguno de los dos cuando el alcohol corre por sus torrentes sanguíneos y el fuego interior se va generando con cada roce.

Ya habían pasado unas cuantas canciones, tragos y en medio de la ronda de personas completamente desinhibidos, Aimar agarra con gentileza un trago que le ofrece un mozo. Da un trago largo, saborea con placer el alcohol frutado y te lo extiende en confianza para que bebas junto a él.

- ¿Quere'?- pregunta con el acento más presente que nunca en su lengua.

Fruncís el ceño, acercándote más a él y curiosa lo observas.

Pasas por alto, su pecho un tanto sudado y lo varonil que se ve, dimensionas lo diminuta que sos frente a semejante varón.

- ¿Que es?-

- Probá.-

Suspiras, su mirada pesada en vos te hace flaquear y por momentos sentís que te come con la mirada. Estaba confiado, algo entonado y con completo interés en seguir a tu lado, y dios mío, si te lo pide le entregarías el mundo, entre otras cosas. Expectante y con un dejo de diversión te hace tomar de entre sus manos el vaso, lo llevas hacia tus labios, sin antes decirle algo que lo dejaría pensando al rio cuartense.

- Confío en vos.-

Bebes con su mirada fija en vos y sin desaprovechar, al finalizar te relames los labios, viendo como él traga saliva con algo de dificultad e infla de aire su pecho.

Dios supiera lo que estaba pensando ese cristiano.

- ¿Te gustó?- pregunta con curiosidad haciendo como si nada, le gustaba mucho este jueguito.

Era un mentiroso si no dijera que le habías movido el piso desde un primer momento pero quería ver hasta donde llegaban, él estaba dispuesto a ceder siempre y cuando vos también lo hagas.

- Ujum.-

Asentís sin dejar de mirarlo a los ojos.

Le entregas el vaso, vuelve a beber de él y por un rato más siguen bailando, tocándose sutilmente y coqueteándose muy inocentemente, aunque claramente había otras intenciones.

El punto culmine para ambos pero más para el rio cuartense fue cuando le acercaste la boca demasiado cerca a su oído, mientas bailaban y le susurraste que te encantaba su perfume. Supo que tenía que accionar y no "dormirse" como le habían dicho varios colegas en situaciones similares con otras mujeres a las que no había llegado a nada.

Y fue mientras te hacía girar en tu eje, pegando su rostro al hueco de tu cuello murmurándote cerca del oído que te hizo una pregunta.

- ¿Te puedo decir algo?-

delirios - scaloni & aimarWhere stories live. Discover now