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Emma

Me llamo Emma y él va a matarme. No sé cómo ni cuándo, solo sé que lo hará. ¿El motivo? Estar en el lugar y el momento equivocados, ver algo que jamás debí haber visto fue suficiente para que a él yo no le fuera indiferente. Cuando vi que venía tras de mí, supe que él lo sabía; sabía que yo había visto algo y que no podía dejarme marchar. Yo, en su lugar, habría hecho lo mismo; aunque, claro, yo nunca habría tenido a nadie en mi maletero. De todos modos, tenía que intentarlo. Tenía que correr como si no hubiera un mañana. Quería mi oportunidad y no se lo iba a poner fácil. Si me quería, le haría sudar. Incluso me arriesgué a morir atropellada para evitar caer en sus manos. Si en lugar de encontrarme con ese grupo de cabrones, que pasaron de mí, hubiera dado con alguien dispuesto a ayudarme, lo más probable es que ahora no estaría aquí. Pero por cosas del destino, no fue así. Si no estoy muerta, es gracias a mi secuestrador, quien me empujó a tiempo y me apartó del coche; aunque luego me dejó sin conocimiento y me llevó con él.

Desde entonces me pregunto: ¿Para qué salvarme la vida? Le hubiera sido más rentable dejar que me atropellaran. Si se trataba de que yo no pudiera denunciarlo, ¿por qué ayudarme? La respuesta que acude a mi cabeza es realmente perturbadora: por diversión. Quizá es un sádico que disfruta matando y tomándose su tiempo. No puedo evitar pensar esto, pero cuando lo miro a los ojos, no veo la mirada de un sádico. No me mira con maldad. Sí, ya sé que pensarás que distorsiono la realidad debido a la situación, pero es lo que veo. Aunque es verdad que quizá detecto cierta ¿pena? Igual le doy pena porque me matará. Sé que yo no estaba en sus planes. De todos modos, aunque sea así, ya es demasiado tarde. Desafortunadamente estuve allí y ahora ya no hay marcha atrás. Él lo sabe y yo también lo sé.

¿Posibilidad de escapar? Ahora mismo creo que son nulas. Este sitio no parece fortuito, aunque claro, desde aquí no puedo ver qué hay fuera de esta estancia. Hay un par de jaulas, sí, has oído bien, jaulas. En una de ellas hay otra chica. Debe ser un poco más joven que yo y es la que vi en el maletero del coche de este hombre. Se llama Beatriz y parece maja, aunque le sobrepasa la situación. Supongo que es lo normal. La anormal soy yo. No es que no tenga miedo, lo tengo y mucho, pero más que por morir, por sufrir. Soy muy cobarde y no soporto bien el dolor. Ya, pensarás que nadie soporta el dolor y que a nadie le gusta sufrir, me lo imagino, pero lo que quiero decir es... bueno, eso, que si muero y ya está, pues... Creo que me estoy haciendo un lío. Es que tampoco quiero morir, la verdad es que no quiero estar aquí, pero no sé qué puedo hacer para cambiar mi situación. Por otro lado, podría ser que su intención sea pedir un rescate. En ese caso, igual tenemos una oportunidad, me refiero a Bea y a mí. Aunque pensándolo bien, esta opción tampoco será viable. ¿El motivo? Le hemos visto la cara. Jamás nos dejará marchar. ¿Qué puedo hacer? Nada, dudo que pueda hacer nada.

***

Desconocido

A la vuelta, lo primero que hago es darme una ducha. Me gusta empezar con agua templada y terminar con la fría. Siempre me quedo unos segundos debajo del chorro porque la sensación de lluvia cayendo por mi cuerpo me relaja. Luego de cambiarme, abro mi portátil. Tengo uno en casa que me permite acceder a las cámaras del búnker. Las cámaras del calabozo permanecen en modo de visión nocturna y el temporizador encenderá las luces en cinco minutos. Beatriz parece seguir durmiendo, pero Emma está nerviosa. Se levanta, se sienta, y luego se vuelve a levantar. Después de desayunar, iré a ver cómo están. Mientras tanto, seguiré buscando más información sobre ella, después le daré el móvil para que pueda enviar un mensaje a sus padres. Aunque esto puede ser peligroso, ya que nunca he tenido que hacerlo, podría poner alguna palabra clave acordada con su familia para casos de emergencia. Si esto llegara a ocurrir, podría ser un verdadero problema.

LA ESCALERA DEL DIABLO. La cara oculta del monstruo (FINALIZADA)Where stories live. Discover now