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Elías

Mientras Beatriz aún está inconsciente, le enseño a Emma a canalizar una vía intravenosa, a purgar el suero de forma adecuada para evitar la presencia de aire en su interior, y cómo fijar la cánula para asegurarla y que no se desplace del sitio.

—En primer lugar, debes colocar esta goma en el brazo para hacer un torniquete. Su función es colapsar la circulación de forma que puedas palpar la vena y, en el momento de insertar la aguja, si la has canalizado bien, la sangre brotará enseguida. ¿Ves?, así —le explico realizando la técnica para mostrárselo—. Tampoco tiene que estar apretado en exceso. Prueba tú —le digo ofreciéndole la goma.

Emma la pone alrededor del brazo y hace una lazada como si fuera el cordón de una zapatilla.

—Mira, si la colocas de esta manera —le enseño mientras continúo explicando—, luego, con una sola mano, si tiras de aquí se suelta con facilidad. Inténtalo de nuevo.

Vuelve a repetirlo con éxito y me mira con una sonrisa de satisfacción. A continuación, le enseño a desinfectar la zona con una solución yodada y a purgar el equipo de suero.

—Bien, ahora viene lo más difícil, o mejor dicho, la que requiere práctica: canalizar la vena. ¿Lo has visto hacer alguna vez?

—No.

—Vale, entonces yo lo haré esta vez y podrás ver cómo se hace. La próxima la pondrás tú.

Emma me mira con una sonrisa radiante y presta atención a cada detalle que le explico.

—Cuando tienes la goma colocada, palpas la vena, la fijas con tu dedo y pinchas con suavidad pero con decisión. Luego, introduces un poco la vía, si hay reflujo de sangre, sigues avanzando un poco más. Al mismo tiempo que introduces la cánula vas retirando la aguja, pero asegúrate de no retirarla demasiado pronto, ya que eso evitará que la vía no termine de entrar correctamente —le explico mientras se lo muestro—. Pásame el suero —le pido.

Me da el suero listo y purgado, y le muestro como debe conectarlo, asegurarlo y colocar el apósito.

—Listo.

—¿Y ahora? —me pregunta con una curiosidad morbosa.

—Ahora viene lo mejor —le comento con una sonrisa llena de complicidad—. Cuando Beatriz despierte, le explicaremos lo que vamos a hacerle. Ella podrá escuchar y sentirlo todo, pero no podrá moverse. Por este motivo, la conectaremos a un monitor que nos permitirá vigilar sus constantes vitales, como la presión arterial, frecuencia cardíaca y la saturación de oxígeno.

Cuando Beatriz recobra la conciencia, el auténtico terror se refleja en su rostro. Su mirada se desvía de uno a otro con miedo e incertidumbre. Quiere decir algo, pero no puede hacerlo debido al fármaco que le he administrado. Sospecho que, en este momento, hubiera deseado no haberse metido con Emma de la forma en que lo hizo. Estoy seguro de que ella habría intercedido por Beatriz aunque yo la habría matado de todas formas. Ahora bien, reconozco que si Emma me lo pide, lo más probable es que no la haga sufrir.

Miro a Emma de reojo y esta posibilidad queda descartada por completo. Parece una niña en la mañana de Reyes con un montón de regalos. Está descubriendo algo nuevo para ella: el ojo por ojo y diente por diente. Está descubriendo que el mal no siempre queda impune, aunque para ello tenga que apartarse de lo políticamente correcto. Se está dando cuenta de que mientras la mayoría de los mortales luchan para ser mejores personas, hay quienes se esfuerzan en todo lo contrario con total impunidad, mientras una sociedad hipócrita habla y habla sin hacer absolutamente nada.

Por eso, los criminales y monstruos como yo somos necesarios, para intentar inclinar la balanza a favor de los más vulnerables y débiles. ¿Es una excusa para calmar nuestras pulsiones? No pretendo que lo sea. Lo más probable es que te des cuenta de que hay un mosquito solo cuando te pica; yo solo me fijo en los que han picado a otros, jamás en el que sufre la picadura. Sí, ya sé que estás pensando en Emma. Ella no le hizo nada a nadie y la tengo conmigo, touché, en esto te doy la razón, pero comprenderás que nadie es perfecto y, por supuesto, yo tampoco.

LA ESCALERA DEL DIABLO. La cara oculta del monstruo (FINALIZADA)Where stories live. Discover now