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Emma

Cuando le he pedido que sacara a ese gilipollas de la jaula he visto incertidumbre en sus ojos. Si no llega a hacerlo, hubiese destrozado los barrotes a patadas, aunque me hubiese dejado las piernas en ello. En mi cabeza se ha quedado congelada la imagen de ese pedazo de mierda estrangulando a Black, mi amigo peludo, mi pedacito de cielo. No podía dejar de ver sus ojitos abiertos con el espanto de no saber qué estaba sucediendo, cuando segundos antes, se dejaba llevar por el entusiasmo de coger al ratoncito. He visto asomar sus colmillitos por una boca abierta suplicante de aire, solo un maullido desgarrador, por el dolor que le estaba provocando, se ha podido liberar de su garganta. Si Diablo no llega a entrar, ese niño estúpido le hubiese roto el cuello. El único motivo por el que todavía no lo había hecho, era porque disfrutaba verme sufrir. Los ojos de ese niñato, Pol, eran un reflejo de puro sadismo, le divertía el dolor que le estaba provocando a Black y, al mismo tiempo, ver mi desesperación. Incluso estando encerrado, se engrandecía del daño que podía llegar a hacer y disfrutaba de su poder; jamás he visto tanta maldad en una mirada. Beatriz tampoco ha escatimado en malicia, vitoreando a Pol para que continuase estrangulando a Black. ¿Cómo puede ser tan ruin?

Pol, el muy cobarde, se ha hecho de rogar para abandonar la jaula. En cuánto ha salido, me he echado encima con tanto ímpetu que se ha empotrado de morros contra la pared. Aunque no podría asegurarlo, creo que se ha partido la nariz, ya que ha empezado a sangrar como un puerco. De nuevo, me he tirado contra él para destrozarle la cara: arañazos; pellizcos; tortazos; golpes; todo lo que podía, con tal de borrarle esa estúpida sonrisa que tenía mientras estrangulaba a mi Black. La muerte me arrebató a mi madre, una oportunista de tres al cuarto a mi padre y ese gilipollas asqueroso iba a robarme lo único que me quedaba: mi gato. Al final, ha tenido que venir Diablo a separarnos. En ese momento, le he odiado, no podía dejar de preguntarme: ¿por qué no lo matas? A veces, dudo de que ni siquiera sea capaz de matar; en otras ocasiones, pienso que sí, que es lo que tiene pensado hacer y en otras, que igual trafica con órganos y está esperando a que venga alguien más a recogernos. No lo sé.

Después de pelearnos, ese hombre ha vuelto a encerrarlo en su jaula y en lugar de llevarme a la celda, donde suele meterme a mí, me ha sacado al pasillo. Por un momento, he perdido la noción del tiempo. No sabía con certeza si lo había llegado a asfixiar. No conseguía recordar nada de lo sucedido, excepto la imagen de Black agonizando con una cara dantesca. Después me he percatado de que él me estaba hablando.

—Está bien, ¿de acuerdo? Respira despacio —me ha dicho, mientras respiraba hondo de forma exagerada para que yo le imitara.

He intentado seguir su ritmo hasta que el aire me ha entrado con más facilidad; hasta ese momento, no he sido consciente de que estaba dando pequeñas bocanadas de aire que me estaban colapsando. Al volver a la realidad, me he venido abajo y, para cuando me he dado cuenta, me he encontrado llorando en su pecho. Mis manos se aferraban con fuerza a su espalda. Su cuerpo era tan firme como un bloque de cemento, pero la calidez que desprendía me hacía sentir en el mejor de los refugios. En un momento dado, me ha parecido que acariciaba mi cabeza, aunque no puedo asegurarlo. Aunque no he sido correspondida en ese abrazo, al menos tampoco ha rechazado el mío.

Después, me ha apartado con suavidad y ha cogido a Black del suelo para ponerlo en mis brazos. Luego nos ha llevado a un dormitorio de considerable amplitud con baño incluido, pero sin ventanas. Esto me ha hecho pensar que estemos en algún lugar extraño, o en un sótano, una nave abandonada o algo parecido; parece ser, que aquí nada tiene ventanas. O estamos bajo tierra o han sido tapiadas a propósito. La decoración y la iluminación vuelven a jugar un papel importante en esta habitación, ya que también se utilizan los colores claros para simular la luz del sol. También hay una planta en un rincón. Black ya la ha visto y creo que va a ser uno de sus pasatiempos favoritos, ¡pobre planta! ¡La cama es enorme! Puedes hacer un triple mortal de croqueta y no te caes. Está súper bien hecha, parece una de esas camas de los grandes almacenes, con las sábanas, la colcha y los cojines a juego que dan ganas de llevártela a casa tal cual. Está decorada en blanco y verde. También hay un armario, es bastante grande, distribuido en colgadores, estantes y cajones. Él tiene sus cosas, pero me ha dicho que haría espacio para las mías. Me he ofrecido a hacerlo yo, necesito estar ocupada con algo, sino me voy a volver loca. Creo que la situación empieza a sobrepasarme; además, así puedo curiosear y ver qué tiene. Me gustaría saber más de él.

LA ESCALERA DEL DIABLO. La cara oculta del monstruo (FINALIZADA)Where stories live. Discover now