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Emma

Llega la noche y Elías no ha aparecido. Me siento compungida. Sé que algo no va bien, nada bien. Elías, por muy enfadado que estuviera, habría regresado hace horas, y más sabiendo que casi no queda comida. Y no solo eso, teniendo a Laia en el taller, lista para su afición, como él lo llama, no se habría demorado tanto. Sé que estarás pensando que no lo conozco lo suficiente, que este tipo de gente suele ser imprevisible e incluso actuar de forma reaccionaria cuando se ven en peligro, y que de ser así, se habría ido sin dudarlo. No te quito la razón, pero hay situaciones que se viven con mucha intensidad en un periodo corto de tiempo, y estar secuestrada, en mi opinión, es una de ellas. Además, no ha transcurrido un período tan corto, creo que llevo aquí más de dos meses, quizá tres.

¿Cuántas parejas, con el tiempo, descubren aspectos del otro que desconocían? Alguna afición, algún gusto peculiar que no se habían atrevido a confesar o algún amigo o amiga que todavía no habían presentado a su pareja. No pretendo comparar lo que existe entre Elías y yo con una relación de pareja, por supuesto, pero en este momento se asemeja bastante, o al menos lo vivimos con la misma intensidad. Siento que para él también es especial, observo cómo me mira y cómo me trata, sin importar cómo llegué aquí. Aunque quisiera, no podría olvidarle. A su lado, he sentido mi verdadero yo y que él me ha tenido en cuenta, y no quiero que eso cambie de ahora en adelante. Estoy segura de que Elías no me ha abandonado, sé que no se ha ido. Lo esperaré. Estoy dispuesta a esperarlo el tiempo que sea necesario.

Entro en la cocina y veo que a Black todavía le queda pienso y latitas. Lo veo feliz mientras se frota en mis piernas.

—Vale, pero por ahora debemos controlar la cantidad de comida, por si acaso tenemos que racionar —le digo mientras le sirvo media latita en lugar de la lata entera—. Además, te vendrá bien, que estás un poco gordito. Siempre consigues que Elías te dé algo a deshoras y estás empezando a ponerte bolita.

Miro el bol de pienso, está por la mitad, lo rellenaré por la mañana. Me voy a la cama pensando que quizá al día siguiente, cuando me levante, Elías haya regresado. Black salta y se acurruca a mi lado en forma de rosquilla. Apago las luces y me dispongo a dejar que el tiempo pase mientras sigo esperando a Elías.

Después de dar varias vueltas, debo haberme quedado dormida. Cuando me he despertado, Elías no estaba a mi lado. He salido enseguida para ver si estaba en la cocina, pero no había rastro de él. Me asomo al taller y veo que Laia parece estar dormida, pero tampoco está Elías con ella. Empiezo a buscar por todas las salas, pero no hay señales de él ni nada que indique que haya regresado.

Se me ocurre que no haya ido a la sala de la colección, la verdad es que allí no he entrado sola, reconozco que me da un poco de grima. No le he dicho nada a Elías para no herir sus sentimientos. Introduzco el código de la puerta y entro con cuidado. Ojalá pudieras verla, es enorme. La luz de la sala es tenue, pero cada expositor tiene su propia iluminación, lo que le da a la estancia un ambiente un tanto siniestro. Aunque no sé si es la mejor forma de describirlo, me recuerda a un museo de cera. Sí, esa es la idea. Diferentes escenas de la vida cotidiana recreadas en vitrinas.

—Mierda, ¡hace un frío que pela! —murmuro.

Me paseo entre los expositores, observando cada pequeño detalle, hasta que llego a la vitrina de Beatriz y me quedo mirándola. Hija de puta, que mala eras, pienso. Un escalofrío me recorre el cuerpo. Pensar que estuve hablando con ella... Incluso al principio, parecía que íbamos a congeniar, pero luego todo cambió. 

Sigo caminando entre cuerpos sin vida, mimados de alguna manera por el que ahora es su dueño. Pienso que todas ellas estuvieron entre sus manos... Él las miró de una forma especial, no como a mí, por supuesto, pero sé que son importantes para él. Las tocó con delicadeza, como quien no quiere romper su muñeca favorita. Tengo la certeza de que nunca ha visto nada sexual en ellas, y no tan solo porque Elías lo exprese así, sino porque él las ve como una obra de arte donde es posible arrancar la malicia para resaltar solo la belleza.

LA ESCALERA DEL DIABLO. La cara oculta del monstruo (FINALIZADA)Where stories live. Discover now