Capítulo 43

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Montecarlo, Mónaco

Charlie

Juro que no suelo ser una persona muy nerviosa, pero como todos, tengo mis momentos así y creo firmemente que esta ocasión es una de ellos. Y no es para menos, porque hoy voy a conocer a la familia de Max, aunque creo que mis nervios se deben a mi suegro, del cual seguramente me recordará en el dichoso momento en Italia.

A la madre de mi novio la he visto a lo lejos un par de veces en los circuitos; a Victoria, últimamente hemos hablado en las videollamadas que le hace a Max, y tuve la oportunidad de verla a través de una pantalla, pero me dio la impresión de que oficializar con su hermano puede ser un tanto incómodo.

Y bueno, ni hablar del padre; solo espero que con él nada sea muy incómodo. Porque para que mentir, el padre de Max intimida y, aquí entre nosotros, por lo que he visto en entrevistas y notas, su forma de criar a mi novio no me gustó para nada.

Sin embargo, me alegra saber que Max tiene su propia personalidad, que incrementó en su nivel de competencia, pero en lo personal logró ser un ser humano increíble.

Escucho el timbre de mi departamento y, antes de siquiera abrir la puerta, Bobby ya está ladrándole a la puerta; evidentemente, mi perro ama a mi novio, incluso creo que más que a mí.

Abro la puerta viendo a mi neerlandés, que trae puesto un pantalón y una camisa manga larga. Le sonrío.

-Hola, Malcriada - Me da un pequeño beso y se aleja para darme un vistazo - estás hermosa.

-¿No crees que es mucho? -Digo haciendo referencia a mi vestimenta que consiste en un pantalón blanco con una blusa manga larga color rosa de cuello.

-Es perfecto como tú. Además, no es nada del otro mundo; es solo conocer a mis padres y hermana.

-Te recuerdo que a tu papá ya lo conocí - Hago una mueca - y por su mirada, creo que no le caí bien.

-Sí, recuerdo eso -Se ríe -pero te debe aceptar, le guste o no. Además, con que tú me gustes a mí, que es evidente que me encantas, es suficiente.

Le doy una sonrisa.

-En ese caso, estoy lista - Me tiende la mano, y la tomo.

Familia Verstappen, aquí vamos.

Después de un trayecto, llegamos al restaurante para la comida. Max quiso que los conociera antes de que viajáramos a Singapur, y bueno, es una forma de adelantar el cumpleaños de mi novio, que es dentro de unos días. Y aparte, aprovechar que su padre estaba en Mónaco para que también se uniera con nosotros en esta pequeña reunión. Debo decir que siempre es bueno ver que, a pesar de que los padres de mi novio se separaron hace años, mantienen una relación cordial.

Y pensando en eso, debo buscar qué regalarle al neerlandés para su cumpleaños, pero ¿qué se le puede dar a alguien que se puede comprar lo que quiera? Supongo que tendré que averiguarlo.

Salimos del auto, y Max se posiciona a mi lado, me toma de la mano, y a paso firme caminamos hacia la entrada del restaurante.

Mi mirada se enfoca en la mesa, donde puedo ver a la madre de Max, la señora Sophie; a su lado está Victoria con su esposo, su hijo, un niño rubio hermoso, y mi querido suegrito, que debo decir tiene una cara muy seria cuando nos ve llegar.

La primera en levantarse es la señora Victoria.

-Oh, Charlie, qué gusto conocerte al fin -Me da un gran abrazo.

-Lo mismo digo, señora Sophie - Le doy una sonrisa y miro a Max, que saluda a las demás personas de la mesa.

-Por favor, solo dime Sophie, cielo, qué bonita eres. Ahora veo por qué mi hijo habla tanto de ti.

Wildest Dreams - Max VerstappenWhere stories live. Discover now