Epìlogo

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Montecarlo, Mónaco

Charlie

Tomó la mano de mi novio mientras la enfermera nos lleva al consultorio del obstetra, hoy tenemos mi cita de cada mes para ver el progreso de mi embarazo, como cada cita que tengo siempre estoy ansiosa, bueno no me pueden culpar tengo a un bebe dentro de mí.

Miro a Max quien luce tranquilo y entusiasmado, creo que de los dos es el que menos nervios ha tenido. Pero según lo que me ha dicho mi madre, ya lo veré el día del parto, me conto que mi padre en esas ocasiones que nacimos, no era muy valiente que digamos.

Ingresamos al consultorio y le sonrió al doctor Louis, quien es el encargado de llevar mi progreso.

— Charlie— Me saluda y luego le da la mano al neerlandés— Max, que gusto volver a verlos.

— Buenas tardes— Saludamos.

El doctor me comienza a preguntar sobre cómo me he sentido todo este tiempo, contesto todas sus preguntas bajo la atenta mirada de Max, que cuando algo se me pasa por alto, es èl quien menciona.

Porque si Max ha estado detrás de mí desde que le di la noticia, que si no puedo comer mucha comida chatarra, que si hago mucha fuerza.

No me quejo porque amo que sea dedicado pero a veces me agobia y se lo digo y su respuesta es que no le interesa que lo haga porque quiere que siempre estemos cómodos tanto yo como él bebe. Por cierto cuando le pregunté que quería que fuera si niño o niña, su respuesta fue que le daba bastante igual pero en el fondo sé que quiere un niño, lo dice su ropa de Red Bull que le ha comprado, aunque si es niña también usará la ropa de la escudería de su papá y de sus tíos e incluso la de Lando.

— Preparados para ver si este pequeño o pequeña se deja ver hoy— El doctor nos menciona, asentimos con la cabeza, me señala la camilla y me acuesto. Oh dios, el frío de ese gel, es algo que nunca me va a gustar.

Max se ubica a mi lado y me toma la mano, lo miro y sonrió.

El doctor comienza a pasar la maquina por mi vientre, lo veo por la pantalla y no puedo evitar emocionarme, porque a pesar de que las náuseas ya no sean tan intensas, mi sensibilidad sigue al tope.

Creo que lloro por todo, una vez vi a Max llevarse a Bobbie a pasear y solté a llorar, mientras Jimmy y Sassy me veían fijamente.

Ahora que vivimos oficialmente juntos, ya no tengo un perro sino que también tengo dos gatos. Empezamos a vivir juntos cuando cumplí los tres meses, Max me dijo claramente que no quería perderse nada y bueno eso no fue problema, porque le iba a plantear el vivir juntos aquel día en Abu Dhabi.

— Bueno es un bebé de 4 meses muy sano, su proceso de formación está correcto, entonces ¿listo para  ver si podemos saber su sexo?

— Si— La voz de Max inunda el consultorio, me mira— Charlie si no lo quieres hacer, no tengo problema en esperar un poco más— Me pregunta.

— Si quiero— Digo, no soportaría no saberlo, porque la curiosidad me está matando.

— Listo, a ver veamos que tenemos por aquí.

Nos mantenemos en silencio, hasta que la voz del doctor lo rompe.

— Veo a — Dice con un poco de suspenso, y joder estoy muy nerviosa— una pequeña princesa de mami y papi.

Una niña, una niña mía y de Max.

Miro de reojo al piloto que tiene la mirada fija en la pantalla y no dice nada.

— Max— Susurro.

— Una niña— Repite— Malcriada- veo como el doctor, no da algo de privacidad saliendo- tendremos una niña.

Wildest Dreams - Max VerstappenWhere stories live. Discover now