Capítulo IV

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Mi cuerpo estaba cubierto de sudor a las 5 pm del sábado. La luna llena sería el jueves y teniendo en cuenta los recientes acontecimientos no podía dejar que nada me hiciera perder el control. Corrí más de 8 km-más de lo usual-, hice abdominales, lagartijas, saltos y otros ejercicios más cuando llegue al bosque. Me detuve y tomé una gran bocanada de aire, volví a sentir entre mis venas que todo se estaba acomodando de nuevo en su sitio hasta que me llegó la imagen de ella en mi cabeza. ¡Maldita sea!

Me tiré al suelo e hice de nuevo lagartijas.

— ¿Liberando tensiones?—alguien me interrumpió y tuve que abrir los ojos hacia Zack.

— ¿Qué quieres?—bramé.

—No estoy aquí para discutir, Ross.

—Me alegra escuchar eso—le respondí con sarcasmo.

—Supongo que ha pasado más de 24 horas y no me has dado una respuesta concreta—dijo con voz hostil. Me levanté de aquella roca y le miré con desprecio.

—Creí que ya lo habíamos dejado claro...

—No—interrumpió—, yo lo deje en claro, te hice una oferta. —Se dio vuelta haciendo que le mirara la espalda— ¿Sabes? Es gracioso, regresas y de un momento a otro pierdes de nuevo—se volvió a mí—. Sabes que me necesitas...

—No necesito a nadie...—escupí. Sentí hervir mi piel de ira.

— ¿Lo ves? A eso me refiero. Hay algo en tu cabeza que te impide el autocontrol de tu animal—dijo Zack—, y es algo que tienes que aprender a controlar antes del jueves.

—Lo tendré controlado, no necesito tu ayuda—mi voz era áspera y seria.

—La necesitas. Te ayudé una vez y no estuvo mal, pero ya casi eres un lobo adulto y es más el autocontrol...

— ¿Dónde nos reuniremos?—las palabras salieron de mi boca sin detenerlas. Odiaba que Zack tuviera razón.

Zack sonrió maliciosamente.

—El jueves al atardecer aquí mismo. Sigue con el entrenamiento—deshice mis puños—. No querrás llegar tarde a tu primera luna llena con tu nueva manada.

—Cumple tu palabra—arrastré las palabras y Zack desapareció.





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El agua caliente hizo efecto cuando me metí a la ducha; después de secarme me vestí con unos pantalones oscuros, una camiseta gris y mis converse. Bajé hábilmente las escaleras y me dirigí hacia el frigorífico de la cocina.

— ¡Ross, me asustaste!—chilló mi madre al verme. Saqué una manzana roja y la lavé en el fregadero para luego darle un mordisco—. La cena ya casi está... ¿podrías ayudarme a poner la mesa?

Miré a los ojos de Stormie llenos de anhelo, con sus treinta y cuatro años seguía estando hermosa, las comisuras de su boca se elevaron ligeramente en una sonrisa esperanzada. Desde que mi vida cambió nunca volví a ser el mismo con mamá. Ella trataba de acercarse y siempre la terminaba apartando. Sabía que ella siempre quería lo mejor y sabiendo que yo no era su hijo de sangre siempre me amaría.

Respiré profundamente y relajé los hombros. Nueva vida en Portland, sería un nuevo cambio.

—Claro—respondí. Ella sonrió aún más y consideré por un segundo acercarme y rodearla con mis brazos y decirle cuan agradecido estaba por haberme acogido cuando mis padres bilógicos me dejaron.

FULL MOON {Raura/Rydellington}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora