Capítulo XL

135 15 6
                                    

Ellington's POV

Odio los hospitales.

Desde pequeño nunca me gustó ir al médico, es decir, ¿Por qué esos olores tan fuertes que eran como si alguien se hubiese en bañado en perfume de mierda ventilaban por todo rincón? ¿Y que hay sobre los miles de gérmenes esparciéndose entre todos?

Sin embargo para mi mala suerte tenía que ir para recoger algunas vitaminas. Según había dicho el doctor el día en que me desmayé era a causa de una mala alimentación, aunque no lo vi muy convencido de ello. Pero ¿quién sabe? Yo no soy médico. Soy simplemente un estudiante de preparatoria.

Afortunadamente el hospital no se encontraba lleno por lo cual era más fácil llegar a mi destino.

—Buenos días, señorita—le hablé a una enfermera sentada detrás de un escritorio blanco—. Mi nombre es Ellington Ratliff...

Vi que ella tecleaba mi nombre en la computadora.

—El doctor lo espera en su consultorio—me informó.

Le agradecí por su rápida y breve información. Me di la vuelta, dirigiéndome al consultorio del doctor quien me había atendido semanas atrás.

Llegué por el segundo pasillo. Entonces una chica que bajaba las escaleras se tropezó conmigo.

—Disculpa...—su mirada se trabó con la mía, tenía unos ojos cafés claros bastantes cautivadores. Su cabello era rubio y estaba recogido en una especia de coleta un poco desordenada.

—No tienes de qué disculparte—le dije, sosteniéndola. La ayudé a incorporarse. Ella me miraba como si me hubiera salido una segunda cabeza. Raro—. Yo no miré por donde iba.

— ¿Acaso te olvidaste rápido de mí?—preguntó. Una capa de nostalgia cubría aquella pregunta.

—Estoy seguro de que si nos conociéramos, jamás te olvidaría, ya que eres demasiado bonita—le dije. Ella estaba muda—. Soy, Ellington.

La chica aun me miraba sin decir nada, ni un «mi nombre es...». Estaba a punto de pasar mi mano frente a su cara solo para asegurarme de que siguiera aquí, pero alguien la llamó.

— ¿Qué haces aquí?—cuestionó, su ceño fruncido.

Sabía quién era. Ross Lynch.

—Rydel ¿podemos hablar?—le preguntó a la chica.

No podía encontrar rasgos familiares entre ambos así que no podría decir si eran hermanos o no. A una parte de mí no le gustó la idea de que fueran novios.

—Déjame sola—gruñó la chica y se fue corriendo.

— ¿Qué le dijiste?—exigió saber Ross.

Levanté mis manos antes de hablar—. Hey, tranquilo. Ella se tropezó conmigo. No es mi culpa que no cuides a tu novia.

Apretó la mandíbula y su ceño se frunció. Creo que no le había agradado mi comentario. Bueno, él no me agradaba tampoco, puesto que por su culpa Laura había llorado. ¿Motivo? Ella no me lo dijo pero realmente no importada, porque él no tenía derecho a herirla.

Ross giró sobre sus talones y se alejó para encontrar a la chica rubia.

Vaya forma de comenzar el día.





—Aquí están los resultados de tu prueba de sangre—comentó el doctor mientras abría el sobre y sacaba un documento que el laboratorio de análisis había expedido. El doctor se colocó sus gafas y examinó el papel. Sus ojos se achicaron—. Que extraño...

— ¿Qué es extraño?—pregunté. La preocupación apareció. Por eso detestaba los hospitales, siempre daban malas noticias cuando menos te lo esperas.

—Debe haber un error—se frotó la barbilla. Le pregunté de nuevo que sucedía—. Esto dice que en tu sangre tienes sangre de canino, algo parecido a la rabia.

Mi mundo se detuvo por un instante. ¿Rabia? ¿Sangre de perro? ¿De qué manicomio se escapó el doctor?

—Seguramente algo falló en el laboratorio—me dijo trayéndome al presente. Me entregó el papel para que yo lo leyera, pero como dije no era médico así que no entendía muy bien todo lo que decía el bendito papel—. Le programaré una cita para que se realice unos nuevos análisis, mientras tanto puede tomar estas vitaminas dos veces al día después de cada comida, y recuerde comer adecuadamente—me entregó los medicamentos y la receta firmada—. Lo espero en una semana joven Ratliff.

Asentí y salí del consultorio.

Cuando salí del hospital quise reírme como un loco. ¿Yo? ¿Cómo podría yo tener rabia o sangre canina entre mis venas? Era simplemente estúpido. Jodidamente estúpido.






Rydel's POV

— ¿Qué hiciste qué?

Recibí varias miradas disgustadas pero las ignoré.

— ¿Podrías calmarte?—Le lancé una mirada a mi hermano que decía "¿estás de coña?»—Te contaré todo lo que ha sucedido.

Pude notar una fina capa de tristeza. ¿Qué había ocurrido después de mi partida? ¿Lo quería saber?

Negué con la cabeza—. No quiero saber nada, Ross. Simplemente esperaré que papá se ponga mejor y me iré.

—Rydel...—intentó tomar mi mano pero fui más rápida y la aparté.

— ¿Le borraste la memoria a Ellington o algo por el estilo?

No sabía de donde había venido aquello. Pero una parte de mí estaba curiosa de saber qué ocurría con Ellington, por qué no me reconoció. Pensé que rápidamente se había olvidado de mí y eso de alguna forma quebró mi corazón más. Yo quise a Ellington. Y creo que en el fondo de mi corazón aún sigue guardado el amor que le tenía.

—Alguien le borró la memoria por orden mía—respondió.

— ¿Y su...?

Estábamos en la cafetería del hospital por lo cual no era conveniente usar la palabra «licantropía».

—Eso está dormido. Él sigue siendo—asentí porque sabía que era un poco incómodo hablar de eso—pero está dormido.

Volví a asentir. Ahora entendía porque él no sabía de mí, aunque eso no disminuía el dolor que estaba sintiendo en estos momentos.

Me levanté de la silla—. ¿A dónde vas?

—Necesito estar sola—pronuncié con apenas un hilo de voz.

Ross no respondió y lo agradecía. Salí del hospital y me senté en cerca del estacionamiento, en la banqueta. La lágrimas no tardaron en aparecer y yo no las contuve.






FULL MOON {Raura/Rydellington}Where stories live. Discover now