Capítulo XLVI

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  —La manada ha llegado—repitió Connor. 

Afortunadamente logró que los gemelos resistieran al impulso de reunirse con los suyos.

—Creo que eso ha quedado claro debido a que tus familiares se transformaron al instante—señaló Ellington demostrando lo obvio.

Connor lo ignoró.

—Entonces no perdamos tiempo—dijo Ethan—. Entremos al bosque.

Ellington enseguida me miró. Capté el mensaje. Él quería que me fuera a casa con Rydel. Comencé a negar con la cabeza.

—Nosotras iremos en auto—puntualicé—. Vayan, los alcanzaremos.

Mi mejor amigo resopló pero no me contradijo. Connor—creo que finalmente utilizó la cabeza—les dijo a los demás que sería mejor que solo fueran corriendo sin transformarse, eso evitaría o al menos disminuiría que la manada los percibiera.

—Sube—le dije a Rydel.

Ella lo hizo. Sus manos estaban temblando cuando se subió y ató el cinturón de seguridad.

—No tienes que hacer esto Rydel. Puedo llevarte a casa y volver.

Rápidamente negó—. Ya me cansé de huir, Laura—Ella respiró profundo—. Vamos.

Asentí y encendí el auto.

Nunca pensé pasar mi tarde con una pelea de perros gigantes con mucha testosterona. Aunque, realmente nunca había imaginado llegar a pasar así mi último año escolar. Durante los pasados meses había aprendido varias cosas.

A medida que nos acercábamos al bosque sentí como el corazón se apretaba contra mi pecho. Probablemente Ross estaría ahí y no sabríamos para que equipo lucharía y sí, utilizaba ese verbo porque lo más seguro era que hubiera una pelea. No quise pensar en eso, pero mi mente me traicionó. Ya había tenido un sueño sobre algo parecido a lo que nos esperaba.

Cuando finalmente llegamos, literalmente saltamos de nuestros asientos.

— ¿Qué haces?—Preguntó Rydel.

—Aunque no adoro reconocerlo, todos ellos son asombrosos con sus habilidades y bueno, no quisiera esperar como una damisela en peligro.

Ella asintió. Cogí una vara mientras Rydel recogía y guardaba algunas piedras pequeñas. Escuchamos algo entre los arbustos. Asentí en dirección a Rydel quien preparó dos rocas en sus manos.

— ¿Pero qué demonios? ¿Qué creen que hacen?

—Casi nos matas de un susto, imbécil—le dije a mi mejor amigo—. Y esto es para ayudarlos.

— Por supuesto que no—habló serio—. Tú y Rydel se quedarán en el auto por lo menos.

Rydel me ganó para responder—. ¿Sabes Ellington? Tú no eres mi papá y ambas tenemos la edad suficiente para tomar nuestras propias decisiones, independientemente si son estúpidas o no. Además estoy cansada de correr como una gallina. Así que si no te apartas y nos dejas ayudar, créeme cuando te digo que lanzaré estás rocas en tu trasero.

Alguien le dé un premio a esa chica.

Ellington apretó la mandíbula—. No se separen de nosotros.

Ambas asentimos y le seguimos.

—Connor dice que están escondidos. Probablemente están en su forma humana porque no pueden percibirlos.

— ¿Han encontrado a Kate?

—Sí. Estaba inconsciente debajo de un árbol.

Seguimos a Ellington hasta donde estaban los demás. Los gemelos habían logrado controlarse por lo visto. Kate estaba sentada sobre la tierra y se pasaba las manos por el cabello.

—Él está aquí, él está aquí—murmuraba con la mirada baja.

—Creemos que se refiere a Dan—comentó Ellington.

—Finalmente apareció el canalla—exclamó Connor.

Si Dan se encontraba cerca eso significaría que...

—Él está aquí, está cerca—dijo Kate interrumpiendo mis pensamientos.

Un fuerte viento azotó sobre nosotros haciéndome estremecer. Algunas ramas crujieron. A lo lejos vimos como dos personas caminaban hacia nosotros. Y lo vi. Sus mismos rasgos, el mismo cabello, la misma complexión...y sin embargo no era él.

A su lado se encontraba Dan. Apreté mis puños. Detestaba a ese hombre.

—No bajen la guardia—escuché que Connor dijo.

Él había sentido algo que los demás no, incluso si eran lobos no lo hicieron. Creo que se trataba de algo familiar.

—Pero que hermoso recibimiento—cantó Dan—. Haber sabido que me darían esta bienvenida hubiera traído algo de té.

—Ross—murmuró Rydel.

No hubo respuesta, ni siquiera una mirada.

—No te molestes querida, él no está disponible a responder—respondió Dan con una sonrisa arrogante—. Al parecer no era para mí esta reunión y les puedo garantizar que no me afecta en absoluto. Solo he venido por algo que me pertenece. Kate, dulce Kate, ha llegado la hora de irnos.

Ella gritó, sus ojos quedando totalmente oscuros.

—Déjala—chilló Emma

Mi corazón empezó a latir a mil, podría asegurar que eso significaba malas noticias. Kate fue levantada por una especie de fuerza atrayéndola a Dan. Ross la cogió entre sus brazos.

—Suéltala—gruñó Ellington.

—Qué encantador se escuchan, queriendo ayudar a alguien que ni siquiera aprecian—canturreó Dan—. Si me disculpan, mi trabajo aquí ha terminado.

Otro azote del viento nos alarmó.

—Están aquí—anunció Connor poniéndose en modo de batalla.

¿Él lucharía en contra de su familia?

Efectivamente, al norte de donde nos encontrábamos, un grupo apareció. Al frente de todos estaba un hombre alto que lucía como si hubiera pasado toda su vida en un gimnasio.

Todo su cuerpo emanaba venganza y odio.

Me percaté que los demás se habían convertido el lobos y yo me tuve que aferrar a la rama que había encontrado al llegar al bosque. Quizá yo no tenía la fuerza que Ellington, los gemelos o Connor poseían pero al menos me defendería y lucharía por los que amaba.

—Manténganse cerca—nos ordenó Ellington. Rydel asintió, con la mirada segura.

Al otro lado seguía Ross con Kate en brazos. En otra ocasión me hubiera dolido ver aquella escena, pero ahora debía concentrarme en lo que era importante. ¿Qué estaba esperando Dan? ¿Acaso él deseaba esta pelea? ¿O se marcharía antes de que alguien lance el primer golpe?

De pronto se escuchó un gruñido. El alfa del otro equipo mostró a una mujer. Parecía de unos cuarenta y tantos, su cara lucía demacrada y su cuerpo débil. Su mirada me parecía familiar.

La batalla había comenzado. Ross se había convertido y protestaba con gruñidos.

¿Sería el final?

Esperaba que no. 

FULL MOON {Raura/Rydellington}Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt