Capítulo XXXVII

108 14 1
                                    

El director Worthy me pidió que le contara los acontecimientos. Y lo hice.

En ocasiones me giraba para ver a Ross.

Me seguía pareciendo extraña la actitud que había tomado Ross en el salón de química. No era por defender a Brad. Ciertamente ese cretino se merecía un buen golpe.

Sin embargo, esa no era la forma. Y tampoco comprendía por qué cuando vi a Ross defendiéndome mi corazón hizo un giro alocado en mi pecho. Aquello había sido como una especie de déjà vu.

Al final no sirvió que yo explicara las cosas. Pues Brad, Ross y yo habíamos sido castigados para limpiar el salón de química y otras áreas de la escuela el siguiente sábado.

Brad se quejó. Ross simplemente se quedó callado, apretando los labios.

Yo por otro lado dejé escapar un suspiro de resignación.

Prácticamente habíamos sido sancionados desde hoy hasta el día de nuestro castigo oficial, así que al salir del despacho del director cada uno tomó su camino.

Me armé de valor y seguí a Ross hasta el estacionamiento.

—Ross, espera—grité.

Sus pasos fueron rápidos, pero afortunadamente logré alcanzarlo.

—Oye—le di unos golpecitos en el hombro, él se giró.

Me miró sin decir ninguna palabra, y después se montó en la motocicleta. En otra situación le hubiera dicho cómo rayos consideraba viajar en esa cosa. Siempre había catalogado a las motos como un transporte peligroso.

—Yo quería agradecerte—dije.

—No tienes motivo para hacerlo, ese imbécil lo merecía —se limitó a decir, pero su mirada estaba en el vacío—. No debí alterarme.

—De cualquier forma...gracias—me encogí de hombros—. Aunque me gustaría saber...

—Sólo fue cuestión de suerte. Cualquiera le hubiera dado una lección a Brad—esta vez me miró directamente a los ojos—. No te consideres tan especial.

La frialdad en sus palabras hizo que la pequeña burbuja que se había formado minutos atrás explotara.

—Eres peor que Brad—le espeté, cruzándome de brazos.

Su respuesta fue colocarse el casco y marcharse.

En el tiempo en que Ross había llegado a la escuela no había tenido ni el mínimo contacto con él.

Éramos simplemente extraños. Y bueno, ahora lo detestaba.






Raini estaba acostada sobre mi cama, uno de sus pies flotaba en el aire a la espera de que es barniz de uñas se secara.

—Es un imbécil más—me dejé caer en un lado, mi mano izquierda cubrió parte de mi rostro.

—Sigo creyendo que él siente algo por ti.

— ¿Quién está enamorado de quién?—la voz de Ellington se hizo presente.

Raini y yo miramos hacia la puerta. Detrás de Ellington entró Calum.

—Más vale que tengas buenas noticias, Calum—dijo Raini—, o de lo contrario te puedes retirar.

—Rai—me limité a decir.

—Lo siento, Lau—se excusó Calum—. En verdad traté, pero papá ha estado de un humor...

—Descuida, Calum—le aseguré que no tenía importancia—. Lo único que no me agrada es tener que pasar tiempo con Ross y Brad.

—Si alguno te molesta, se tendrá de despedir de la ilusión de engendrar—dijo Raini—. ¿O no chicos?—se dirigió a Calum y Ellington.

—Raini tiene razón—contestó Ellington—. Para esos somos tus amigos ¿no?

—Los adoro—les sonreí.

—Ught. Demasiada miel—se burló Raini.

—Pero nadie te dice nada cuando estás con Dyland. Somos invisibles para ti—le dijo Ellington.

Las mejillas de Raini se tornaron rojas. Todos reímos.

Pasar tiempo con mis amigos siempre me hacía olvidar los problemas, tanto los de casa como en la escuela.

Mamá había salido con sus amigas a cenar y su marido seguía en el trabajo.

Cuando cayó la noche Raini y Calum se fueron. Ellington decidió quedarse hasta que mi madre volviera, lo cual me alegraba porque siendo sincera quería mantener mi mente alejadas de pensamientos que me hicieran recordar lo que había sucedido en el colegio, y Ellington lograba distraerme.

Ahora nos encontrábamos en la sala principal disfrutando de una serie de televisión mientras cenábamos. Hacía mucho tiempo que no me divertía con mi mejor amigo.

—Entonces... ¿Crees lo que dice Raini?—detuve la cuchara, la dejé sobre mi tazón. Miré a mi mejor amigo, confundida—. Acerca de Ross estando enamorado de ti.

Detuve el impulso de rodar los ojos y soltar una palabrota.

—Raini solo estaba alardeando, Elli—le dije.

¿Ross enamorado de mí? Ja. Y doble Ja.

Por la forma en la que me había tratado obviamente no estaba en plan de que yo lo agradara. Y además él tenía una novia.

—Yo no lo descartaría—continuó Ellington.

— ¿Por qué lo dices?

Él se encogió de hombros—. He visto cómo te mira.

—Claro que no...

—Es verdad—me interrumpió—. Durante el almuerzo, y en los pasillos. Ross siempre te ha mirado.

—Entonces es muy acosador.

Ellington me miró con el ceño fruncido. Como había dicho, era imposible que Ross se interesara en mí. Nunca habíamos cruzado ni una sola palabra hasta el día del incidente y no fueron más de diez palabras.

Me negaba a creer lo contrario.

Nos quedamos callados durante un largo rato, cada uno absorto en sus pensamientos.

Casi eran las once de la noche.

—Es tarde—anuncié.

Ellington se incorporó. Fui la primera en levantarme.

— ¿Me estás echando?—preguntó.

Cuando no dije nada, él se levantó.

Lo acompañé hasta la puerta. Había algo de frío.

— ¿Estarás bien?—me preguntó.

Sabía a lo que se refería así que asentí. Ellington medio sonrió y se dio la vuelta.

No tardó mucho. Corrí hacia él. La sangre abandonó mi cuerpo cuando lo vi caer. Le grité pero él no despertaba. Nerviosa busqué mi teléfono en mis bolsillos y marqué una ambulancia, mientras mi corazón latía como si estuviera en una carrera de caballos.

FULL MOON {Raura/Rydellington}Where stories live. Discover now