Capítulo 17: Dulce beso

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Jared

Vale lo admito, no había dejado de pensar en Eider, ni en el extraño acercamiento que tuvimos el martes en nuestra primera tutoría. No sabía si estaba imaginándolo, pero su actitud respecto a mí había cambiado. Parecía estar cada vez más cómoda con mi presencia, con mis muestras de afecto, con el ser mi novia.

—¿Te sientes bien?—susurró Nick en medio de la clase de literatura.—¿Está todo bien con Eider?

—Por supuesto— volví mi mirada hacia mi libro sin abrir.—¿Por qué lo preguntas?

—Porque no has despegado tu mirada de ella en toda la mañana, y sonríes de la nada. Estás comenzando a asustarme— respondió mientras anotaba algo en su libro.

—No la estaba mirando—fingí demencia.

—Si tú lo dices — y sin más volvió a su libro.

No la miraba a propósito, pero seguía preguntándome por qué después de tener tantos momentos "de pareja", ese momento hizo que me sintiera extraño. Porque su tacto hizo que me recorriera un sentimiento que nunca había experimentado cuando tomo su mano todos los días; porque sentir su respiración tan cerca puso mis orejas rojas, cuando la había besado varias veces ya.

Realmente quería saber.

—¿Jared?— Eider me llamó deteniendo el elevador— ¿No vas a salir?

Asentí y seguí mi camino hasta el departamento. No quería admitirlo, pero desde el martes había evitado estar a solas con ella. Ayer había optado por estudiar en la sala y prácticamente le había rogado a mi abuela que se quedará con la excusa de que desde el martes no había dejado de pensar en su comida casera.

Estaba nervioso, una vez más estaríamos solos.

—¿Tu abuela no está en casa?— preguntó al encontrar el lugar en silencio.

—Hoy hay tarde de karaoke en una de esas cafeterías para abuelos.

Comencé a dejar las cosas sobre la pequeña mesa de centro de la sala, a la par que Eider sacaba sus cosas.

—¿Pudiste resolver la página 15 sin problemas?

—Eso creo, aunque tengo una duda con el problema 24.—comenzó a hojear su cuestionario hasta dar con el ejercicio.—mientras relacionaba las columnas, me preguntaba por el orden; algunos de los nombres que puse son diferentes.

—Oh, eso es sencillo — tomé mi lápiz y anoté un par de cosas en su cuaderno para dar inicio a la explicación.

Pasadas las 5, cuando había terminado de explicarle uno de los temas más complicados, Eider comenzó a estresarse. Le había explicado varias veces ese tema, pero cuando llegaba la hora de resolver los ejercicios parecía que lo olvidaba.

—Eider concéntrate, ¿sí?— ella asintió— Esta estructura ya la conoces.

—¿Podemos tomar un descanso?— suspiré tratando de guardar la calma.—¿Qué tal si comemos algo?

—No tomaremos un descanso, he estado sacrificando mi semana para ayudarte y no estás poniendo de tu parte.— exploté y la mirada de Eider me decía que se sentía herida.—Yo no quise...

—Creo que es mejor que me vaya— me interrumpió cerrando su cuadernillo.— Así puedes disfrutar de lo que te queda de este jueves.

Supongo que todo esto finalmente me había sobrepasado; por supuesto que ella tenía hambre, apenas y había tocado su almuerzo.

—Eid, yo no quería decirlo de esa manera—intenté detenerla de guardar sus cosas.— Eid, lo lamento.

—No te preocupes, supongo que no soy la mejor de las alumnas. —sonrió antes de sacar una caja de cupcakes de su mochila.— Los preparé yo misma para agradecer tu ayuda.

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