Capítulo 30: Buenos amigos

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Eider

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una noche de cine; y podía sentirlo en la enorme sonrisa que tenía en mi cara desde que baje del auto, estaba tan feliz que ni siquiera el frío de la noche pudo borrarla.

Y estoy segura que habría quedado en mi rostro al irme a dormir; pero no contaba con encontrarme a una conocida silueta al lado de mi cama.

—¿Quién era ese?— Casi suelto un grito al ver el rostro de mi mejor amiga iluminado por la tenue luz de mi lámpara de noche.— ¿Es el chico de las notas?

Encendí las luces de mi habitación para cambiar la terrorífica atmosfera por una más amigable; Zia había estado espiándome por la ventana de mi habitación, lo sabía por las cortinas entreabiertas.

—¿Cuándo llegaste? —dije tan pronto recuperé el aliento.

Zia se acercó hacia mí, con sus enormes ojos azules esperando una respuesta.

—Hace como media hora, tu padre me dejó pasar —se encogió de hombros, no era la primera vez que algo así sucedía.— Ahora dime, ¿quién era ese?

—¿No quieres comer algo? —evité su mirada que comenzaba a ponerme nerviosa.

—¡Alisa!—elevó la voz diciendo mi segundo nombre; era obvio que estaba molesta.—¿Por qué no quieres decirme?

"Las mejores amigas no tienen secretos", me repetía eso una y otra vez. Pero también sabía qué decirle la verdad no haría más que alterarla.

Mentir paso por mi cabeza varias veces, pero si algo me había enseñado mi falsa relación con Jared es que sostener dicha mentira se vuelve más difícil con el tiempo. Llegando incluso a no ser capaz de distinguir lo falso de lo real; así que tomé una enorme bocanada de aire antes de soltarlo.

—Fui al cine con Jared—su rostro se descompuso tan pronto como lo dije— Somos amigos ahora; incluso me regalo el boleto para la proyección de...

—¿Jared es quien ha estado mandando las notas? —interrumpió mi explicación con el ceño fruncido.

Cerré los ojos con fuerza; mi plan era ser honesta solo un poco, no quería contarle sobre las notas aún porque estaba segura de que se haría una idea equivocada.

—No es como te lo imaginas; déjame explicarte

—¿El cómo Jared te ha estado mandando notitas cursis? ¿Me vas a decir que no es nada? —pasó una mano por su corto cabello mientras fruncía los labios.—¿Por qué él de todas las personas? ¿Por qué insistes en lastimarte así?

Verla actuar de esa forma hizo que mi mente hiciera un corto circuito impidiéndome articular una sola palabra. En todos los años que llevábamos siendo amigas nunca la había visto estallar así contra mí.

Por primera vez en años, entendía por qué la gente decía que tenía una mirada feroz, casi atemorizante.

Un segundo...

Acababa de darme cuenta de una cosa: Zia estaba en mi casa un viernes en la noche; y eso significaba que algo no estaba bien.

Zia casi nunca pasaba los viernes conmigo porque usualmente eran los días libres de sus padres y ella prefería pasar tiempo en familia. Las únicas veces que salía con ella, era cuando estaría sola en casa.

Si Zia estaba aquí, en mi habitación, esperándome era porque ella tenía algo que contarme; algo que no se podía decir por teléfono; y si mi teoría era cierta, Greg llegaría en cualquier momento.

—Eider, Greg está aquí— gritó Hannah un par de segundos después de que el timbre sonará.

Volví mi mirada hacia Zia, quien parecía estar a nada de lanzar insultos a cualquier ser que se le acercará.

First Love | First #1Where stories live. Discover now