Capítulo 17

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Harry no estaba cuando bajó a desayunar. Era la primera vez en semanas que no desayunaba con su presencia calmada al lado, en un silencio fácil al que ya se había acostumbrado, y ya iban dos días seguidos.

Pero al menos nadie lo estaba esperando en la cocina con un comunicado de cese de contrato. Nadie lo interrumpió mientras limpiaba el comedor después del desayuno. Doreen lo saludó como siempre y había una montaña de colada sucia cuidadosamente apilada en el sótano. Todo seguía igual; no estaba despedido.

Harry apareció a media mañana. Louis lo observó desde el suelo; las losetas de la enorme terraza del primer piso, que nunca usaba nadie, había que fregarlas con un cepillo, de rodillas. No era su tarea favorita, ni tampoco la postura con más dignidad para hablar con alguien. Pero no lo esperaba; ni siquiera planeaba llevarle agua para no tener que mantener una conversación con él.

Se observaron durante varios segundos en silencio; Harry estaba demacrado y cabizbajo, pero tampoco era demasiado raro verlo así.

No lo saludó, y al cabo de varios segundos en silencio, se hizo demasiado raro hacerlo él.

—Te llevaré agua en un rato —dijo al final, para rellenar el silencio. Harry abrió la boca.

—¿Friegas de rodillas?

Lo observó en blanco.

—...No queda bien si lo friego sólo con una fregona —murmuró.

Nelly protestó.

—Le diré a Niall que te compre otro cepillo.

—No hace falta —dijo con rapidez, pero él no parecía escucharlo.

—Bajará al pueblo la semana que viene...

Harry.

Él exhaló. Lo miró en silencio varios segundos, derrotado.

—Siento- lo de anoche —dijo al final.

Louis bajó la mirada y siguió cepillando las juntas del suelo.

—¿Te acuerdas de lo que hiciste? —preguntó entre dientes, sin mirarlo.

Harry bajó la cabeza ligeramente.

—No —admitió—. Pero sé que fue estúpido.

Respiró hondo. No tenía sentido intentar mentirle.

—No hiciste nada, Harry.

Él sacudió la cabeza.

—Sé que lo intenté.

No dejó de fregar; era fácil evitar su mirada si lo hacía con fuerza.

—No. Sólo fue un beso. Empecé yo —intentó bromear, pero él sacudió la cabeza. Aún tenía los labios apretados.

—Fue inapropiado y te juro que no volveré a... no volveré a molestarte.

—No me molestó.

—No te pregunté.

Louis sacudió la cabeza. Dejó caer el cepillo en el cubo de agua jabonosa y respiró hondo; no había escapatoria de esa conversación. Se sacudió los pantalones y se levantó para mirarlo a la cara.

—Me dijiste que no eras material romántico —dijo en voz alta.

Él asintió con el gesto de alguien que confesaba un crimen.

—No lo soy.

Ahora sí que lo miró a los ojos, pero Harry todavía tenía la mirada fija en el suelo.

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