Capítulo 19

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A la mañana siguiente, Harry estaba llenando de heno grandes carretas con ruedas que los jornaleros se iban llevando dentro de los establos. No parecía molestarle el sol abrasador que había cegado a Louis en cuanto había puesto un pie fuera de la casa; se acercó y agarró el vaso que le tendía; las yemas de sus dedos rozaron el dorso de su mano casi accidentalmente.

—Gracias —murmuró. Se había puesto los pantalones perdidos de hebras de heno, y el sombrero no conseguía ocultar las ojeras que le oscurecían los ojos.

Louis esperó a perder de vista el último de los vaqueros antes de hablar.

—¿Cómo estás?

Él se encogió de hombros.

—Bien. —Bebió con avidez hasta acabarse el vaso.

Se mordió el labio inferior; no lo creía. Quería romper la máscara de indiferencia que le cubría el rostro, abrazar sus hombros tensos, hacer aparecer sus hoyuelos con besos. Pero aún oía el rumor de gente en los establos, y los vaqueros no tardarían en volver con las carretas vacías.

Harry se relamió los labios antes de devolverle el vaso. Parecía perdido en sus propios pensamientos, pero eso no era una novedad.

—Ven conmigo al pueblo —dijo en voz baja. Lo miró en blanco.

—¿Al pueblo? —Él asintió—. ¿...Ahora?

—No dejan de preguntarme dónde está el maldito coche.

—El funeral es esta tarde. ¿No vas a ir?

—Creo que no sería muy bienvenido.

Louis desvió la mirada.

—¿No quedará raro que bajemos juntos? —Harry parpadeó, sin reaccionar—. ...Ya sabes —acabó añadiendo—. Tú y yo solos.

Él se encogió de hombros.

—No —murmuró, en un tono que claramente significaba que no tenía ni idea, ni tampoco interés por averiguarlo.

—Tengo mucho que hacer —insistió.

—Tienes enchufe.

Sonrió.

—Déjame preguntarle a tu hermano. Ve a cambiarte.

Harry bajó la cabeza.

—¿...De ropa? —Parecía tan confundido que lo hizo resoplar.

—Sacúdete la paja, al menos —dijo mientras se alejaba con la bandeja.


Golpeó la puerta del despacho de Niall. Estaba sentado en su monumental escritorio, como siempre, y levantó las cejas al verlo. Sujetaba el auricular del teléfono entre el hombro y la oreja y parecía a punto de tomar nota de algo, pero dejó el auricular y le hizo señas para que entrase.

—Hola, Louis. ¿Todo bien? ¿Necesitas algo?

Meneó la cabeza.

—Harry necesita que lo lleve a recoger su coche. ¿Puedo tomarme un par de horas libres?

Él parpadeó.

—¿A recoger su coche?

Asintió, sin dar más explicaciones. Sabía que Harry no se las habría dado.

Niall cogió aire.

—No... no tienes que hacerlo, uno de nosotros puede llevarlo —dijo con lentitud.

Country roadsWhere stories live. Discover now