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El lunes por la mañana, mientras se encontraba en la oficina, recibió una notificación de Kyle en Facebook. El sonido de la computadora lo alertó, y apoyó el codo sobre la madera del escritorio, sosteniendo su barbilla en la palma de su mano, curioseando el perfil de Kyle. Descubrió que tenía una relación con una chica llamada Lily, vivía en Londres y era chef.

Estaba a punto de salir del perfil de Kyle, después de aceptar la solicitud cuando vio el perfil de Oliver entre sus amigos. Lo observó por largos segundos antes de hacer clic en él.

La foto de perfil era de él en Italia, probablemente durante su luna de miel. Era el lugar que Noa y él habían planeado visitar si se hubieran casado. Noa apretó los dientes. Odiaba verlo tan enterito, igual de atractivo, con esa sonrisa perfecta de comercial, más delgado y radiante de felicidad. Después de lo que Después de todo lo que había pasado gracias a él, esperaba que el karma hiciera justicia, pero empezaba a dudar de su existencia.

El aire se le escapó cuando confirmó lo que Kyle había mencionado. Si seguía viendo las fotos de perfil, la anterior a la de Italia era una con Noa. Una selfie de ambos con lentes de sol, muy sonrientes, con el mar de fondo. La anterior a esa también era con ella, Oliver dándole un beso en la mejilla y Noa sonriendo a la cámara, y así continuaba por años. Ella era consciente de esas fotos, pero simplemente no esperaba que fuera tan cínico como para no borrarlas después de casarse. ¿Acaso no le importaba si su esposa las veía y cuestionaba los actos de Oliver? Era claro que no. Oliver nunca pensaba en los demás.

Lo curioso fue que no había una sola foto con su esposa. El perfil de Oliver prácticamente era la vida que había compartido con Noa durante años, y aún en las fechas en que terminaban temporalmente, dejaba las fotos. No pudo evitar que se le formara un nudo en la garganta y, en lugar de seguir indagando, regresó rápidamente a la página de inicio.

Un minuto después, alguien tocó la puerta con suavidad.

-Adelante - dijo Noa, esperando a que Rob entrara por la puerta, pero fue la hermosa figura de Tom la que entró. Ella le sonrió.

-¿Mucho trabajo? - preguntó él, cruzando la oficina hasta la silla giratoria de Noa.

-Oh, sí. Un montón - exclamó con sarcasmo. Tom notó la página de Facebook abierta y soltó una carcajada.

-Es bueno saber que te preocupas por tu legado familiar- dijo Tom, socarrón. Noa se encogió de hombros.

-¿A qué se debe tu preciosa visita?- preguntó Noa. Tom se sentó en la esquina del escritorio, observándola con suavidad - ¿Planeas renunciar? No puedo permitírtelo.

-¿No?- preguntó con una sonrisa coqueta.

-¿Crees que seré capaz de estar aquí y no poder verte? - Noa negó con la cabeza dramáticamente - Me volveré loca. Acabaré en el psiquiátrico por ahorcar a Rob.

-Entonces no me iré - aseguró él - En realidad venía a decirte que tienes un grupo de fanáticos aquí. ¿Lo sabías?

-Era de esperarse - respondió Noa con tono divertido y engreído - ¿Perteneces a él o eres el líder?

-Muy graciosa - replicó con sarcasmo, con cara de pocos amigos, a lo que Noa no pudo evitar reír.

-Solo estoy bromeando - dijo ella, dando una vuelta en su silla giratoria - ¿Qué quieres, corazón? ¿Qué los despida? Si tú me lo pides, lo hago.

-¿Te convertiste en una payasa, acaso? - preguntó él con una ceja enarcada, tratando de ocultar la sonrisa en su rostro, pero Noa se dio cuenta - Solo vengo a decirte lo mucho que me repugnan. Los escuché hablar sobre ti en la cafetería.

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