Esta historia va sobre dos mejores amigos que el fútbol los une, que están a punto de dar un paso más en su amistad, que creen que todo va perfecto para ellos. Pero algo sucede. El destino es demasiado cruel cuando ve que las cosas van bien, cuando...
ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।
Marc
Las personas estaban comenzando a irse y nosotros también. Pasaremos la noche en casa de Dareck, aunque no creo que nos quedemos a dormir ahí. Lucas tomó asiento en el centro, separándome de Dareck, así que yo lo miré mal y tomé asiento a su lado, resignado.
—Al menos voy del lado de la ventana —dije.
—Siempre me ha gustado estar en medio.
Lo miré mal, ¿a quien le gustaba ir en medio en el carro? Yo me sentía asfixiado.
—Pues por bobo.
—Que lindo.
—Dejen de discutir, ya vienen mis padres —nos interrumpió Dareck quien nos miraba con una sonrisa.
—Es que yo quería estar ahí —hice un puchero señalando el lugar de Lucas.
—Ya, deja de hacer drama, Mardramas.
Dareck comenzó a reírse y yo miré a Lucas con la boca abierta.
¿Cómo se atrevía a ofenderme? A mi, su progenitor. Bueno, no era su progenitor, pero es para hacer drama. Tal vez si deberían decirme Mardramas.
—Tu nombre es como el de un perro —me defendí.
Dareck comenzó a reírse y Luca solo miró mal.
—Es que tenía un perro llamado Lucas.
—Ya está. No acepto su relación. Les prohíbo salir.
Le tapé la boca, porque justo los padres de Dareck estaban subiendo al auto.
—¿Listos? —preguntó el padre de Dareck y todos asentimos.
—Chicos, deberían quedarse a dormir. El vecino tiene un colchón inflable porque los tres no caben en la cama de Dareck.
—Yo sí me quedo, ¿tú? —le pregunté a Lucas.
Amaba quedarme en casa de Dareck, me resultaba familiar y claro, podía dormir con él, esa era la mejor parte.
—Le preguntaré a mi madre. Bueno, ya soy mayor de edad, pero luego se molesta.
—Lo entiendo. Pregúntale, espero te diga que sí. En mi casa siempre hay espacio para ustedes dos. —Habló la madre de Dareck.
—Lucas, jugaste muy bien, eh. Me gustan los pases que das, son muy limpios —lo felicitó el señor Marin.
—Yo soy tu hijo, eh —le recordó Dareck a su padre.
—¿Y tú? —preguntó bromeando.
Me tomó por sorpresa la broma de su padre, pero parecía que Dareck estaba más sorprendido que yo. Tenía la boca abierta y lo miraba, incrédulo.
