Esta historia va sobre dos mejores amigos que el fútbol los une, que están a punto de dar un paso más en su amistad, que creen que todo va perfecto para ellos. Pero algo sucede. El destino es demasiado cruel cuando ve que las cosas van bien, cuando...
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"Para mi hermano mayor, quien me ha enseñado a no rendirme a pesar de las dificultades que te ponga la vida".
Marc.
Hace dos meses mis mensajes no le llegaban a Dareck, dejé de enviarle mensajes del primer mes, aunque sabía que por ningún lado le llegarían, pues me había bloqueado de todas sus redes sociales.
Le llamé a Lucas, pregunté si sabía algo sobre él, pero dijo que no había hablado con él desde que se había ido, ahora me sentía un estúpido por perderlo.
Dareck no se lo merecía, pues mientras él sufría yo me divertía con Dante y no era justo, porque a pesar de que me perdonó por no contarle que me iba volví a cagarla.
También la había cagado con una persona muy importante y tenía que admitirlo, con Sebastián. Durante estos dos meses no habíamos hablado sobre la pequeña discusión que tuvimos, yo me había cerrado en mi mundo nuevamente, estaba triste por todo lo que estaba pasando, porque justo cuando logré que Dareck pudiese venir al equipo él había tomado un camino distinto y el único que estuvo para mi durante estos días que no tenía ganas de dormir ni de comer fue Sebastián, Dante ni Adam se habían dado cuenta de que estaba mal.
—Marc, tengo que decirte algo muy importante —llegó Dante al comedor y se sentó a un lado de mí dejando su plato en la mesa.
—Dime —respondí sin ánimos, partiendo el pollo que comería menos de la mitad.
—Dentro de una semana volvemos a jugar con el equipo Wellesley. Marc, no sé qué te pasa pero has estado jugando fatal, tienes que dejarte la piel en el campo, así es esto, los problemas se dejan de lado.
—Solo he estado un poco cansado, pero jugaré bien en el partido, ya verás.
—Eso espero. Tenemos que ganarles. Dicen que hay dos chicos nuevos en el equipo y que son buenos. No se sabe si van a jugar o solo estarán de repuesto, pero hay que darlo todo.
—Tranquilo, no dejaremos que nos ganen —sonreí aunque no tenía ganas de hacerlo.
—Otra cosa, ¿te parece si vamos a cenar hoy? Anda, luego de clases.
—No lo sé, Dante. Tengo que currar.
—Dale, no me dejes con las ganas de salir contigo —se acercó hacia mí y yo me alejé.
—Lo voy a pensar, pero déjame comer tranquilo.
—Está bien. Te lo preguntaré de nuevo más tarde.
Asentí, aunque no tenía ganas de salir a ningún lado.
—Hola —saludó Sebastián a ambos y cuando Dante no vio, me dedicó una sonrisa cálida, la cual le regresé.
Tenía que arreglar las cosas con Sebas, prefería eso antes que salir con Dante.
—Dante, no creo poder cenar contigo hoy. Tengo que hacer algo importante esta noche.
