Esta historia va sobre dos mejores amigos que el fútbol los une, que están a punto de dar un paso más en su amistad, que creen que todo va perfecto para ellos. Pero algo sucede. El destino es demasiado cruel cuando ve que las cosas van bien, cuando...
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Dareck.
Hoy mis amigos vendrían a verme al entrenamiento. Miraba el celular con una sonrisa por las cosas que decían en el grupo en donde estábamos los cuatro dentro. El grupo estaba lleno de memes, fotos de nosotros, temas de clases, fotos de trabajos, de lugares y también de un montón de mensajes que habíamos estado enviando durante la semana.
Quedamos en encontrarnos en el campo de fútbol y así fue, los tres se encontraban sentados en las gradas. Pol mirando su móvil, Eva escribiendo algo en un cuaderno y Jade, se encontraba tomándose fotos.
—¡Chicos! —grité mientras corría hacia ellos.
Los tres se pusieron de pie de inmediato, dejando sus cosas a un lado para venir a abrazarme como si no me hubiesen visto esta mañana.
—Dareck, ¿hiciste lo de geografía? —preguntó Pol.
—Individual, Pol. El trabajo es individual. Te bajaran puntos si copias.
Pol hizo un puchero y se fue desanimado a tomar asiento donde antes, luego siguió mirando su móvil con una sonrisa.
—¿Qué le pasa? —pregunté.
—Seguro habla con Aitana. Desde la mañana hablando con ella —habló Eva, diciéndome unas cuantas cosas más a las cuales no presté atención, porque a lo lejos vi a Marc.
Se le veía un poco cansado, su cabello estaba despeinado y venía caminando a las prisas
Marc buscaba a alguien con la mirada y en cuanto me vio, sonrió y se acercó hacia mí corriendo, recibiéndome con un abrazo y un beso en la mejilla.
—¡AAAYYY! ¡Te lo perdiste, imbécil! —Eva y Jade dijeron al unísono, mirando a Pol.
Marc me miró con el ceño fruncido, yo negué con la cabeza para que los ignorara.
—¿Calentamos? —pregunta.
—Vamos. Los dejo —me despedí de mis amigos y comencé a calentar junto con Marc, mientras conversábamos un poco sobre el día de hoy.
Comenzamos con un calentamiento y luego un poco más intenso, hasta llegar a la parte de saltar los conos. Algunas veces me gustaba este tipo de calentamiento, aunque solían ser muy pesados y a veces ya no tenía ganas de seguir a la hora del juego.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Marc, mirando hacia un lado.
Habían venido Aitana y Abril, así como mis amigos habían planeado. Pol charlaba con Aitana y Abril comenzó a reírse con las chicas.
—Es que... —el entrenador me interrumpió.
—Felicidades, Marc —palmeó su espalda y se alejó de nosotros luego de regalarnos una sonrisa.
—¿Felicidades? —le pregunté a Marc.
—No lo sé. Tal vez voy a ser papá —bromeó y tocó mi estómago.
