No te has ido y ya te extraño.

76 3 2
                                    


Marc.

El día de hoy habían cancelado las clases, pues hoy jugaríamos un partido y comenzaba a las 6 de la tarde, teníamos que estar descansados para poder dar todo de nosotros. Por la tarde solo fui a comer, esta vez comimos un poco más tarde y de ahí me fui a mi habitación, quería estar un  rato en mi cama. Al entrar, me encontré con Sebastián, limpiaba sus zapatillas de deporte, tenía los auriculares puestos a un volumen alto, pues lograba escuchar lo que se reproducía.

Me recuesto sobre mi cama, observando el techo. Aún seguíamos sin hablar, de vez en cuando nos mirábamos, pero ninguno de los dos decía nada. Sebastián me había hecho sentir mal, tal vez porque él estaba molesto, pero no me gusto que dijese que yo era como el reemplazo de su amigo y que fue culpa mía, por eso estaba molesto con él.

Sebastián se puso de pie y salió de la habitación con los auriculares aun puestos, ni siquiera me miró, no me saludó, solo se fue. Yo lo dejé ir, pues yo estaba más molesto que él, así que no me importó no verlo hasta la hora del partido.

Todos estábamos dándonos ánimos para jugar, sobre todo la atención estaba en mi, pues era uno de mis primeros partidos y sentía un poco de presión, pero más de nerviosismo. ¿Y si fallaba?

—Venga, Marc. Seguro que haces un partido tan bueno como tú —me animó Dante y yo reí, nervioso.

—Oye, ¿me enseñas nuevamente la jugada? —pregunté.

—Si, claro. Vamos a mi habitación y te la explico.

—¿Por qué en la habitación? —preguntó Adam, peinando su cabello rubio.

—Porque acá nos pueden escuchar. O tal vez por otra cosa —le respondió Dante.

Esta vez sí entendí su doble sentido, así que le dediqué una sonrisa mientras Adam nos miraba, incrédulo de lo que pasaba.

—Dale, vamos rápido.

Dante comenzó a correr y yo a seguirlo. Me gustaba estar con Dante, me resultaba divertido cuando coqueteaba conmigo, pero aún así no lo tomaba en cuenta.

Dante me explicó la jugada y nos quedamos un poco más ahí solos, pues habíamos comenzado a conversar un rato sobre nosotros.

—Oye, ¿Cuál es tu canción favorita? —preguntó.

—Me gusta Cuff it de Beyoncé, ¿a ti?

—Qué bonito es querer de Manuel Carrasco, ¿conoces?

En mi mente comenzó a sonar la canción, aquella canción que era de Dareck y mía, aquella canción que para mi, fue el comienzo de todo lo nuestro.

—¿Marc? —Dante se acercó más hacia mi, quedando su rostro frente al mío y yo me alejé de inmediato.

¿Qué estaba pasándome? ¿Por qué no le respondía los mensajes a Dareck? Me prometí siempre estar para él y no lo estaba haciendo.

—Yo... tengo que irme, ¿vale? Prometo llegar a tiempo para el partido.

Tomé mi celular y salí corriendo de su habitación hacia la mía, tenía que enviarle un audio a Dareck, tenía que explicarle todo. Le envié el audio que duraba un minuto, quería decirle más, pero no quería ser pesado y necesitaba su respuesta para saber cómo continuar.

Durante el partido lo había hecho muy bien, me metieron en el segundo tiempo y logré meter un gol, todo porque Sebastián me había pasado la pelota porque yo la tenía clara de que iba a ser gol

La pelota entró y corrí a festejar hacia Dante, después mis compañeros se unieron, incluyendo a Sebastián, me dio un abrazo y luego me dio un beso en la cabeza que hizo quedarme por un momento quieto, pero luego seguí festejando, pero no por mucho, pues aún el partido continuaba y recién íbamos en empate, teníamos que salir de este.

Aunque no sea conmigo.Where stories live. Discover now