Burning love.

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Dareck:

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Dareck:

Durante la cena de anoche, habíamos decidido ir a ver el amanecer en la playa, que no se encontraba tan lejos de los bungalows. Estos estaban rodeados de árboles y pasto, pero si te profundizas en sus árboles terminas llegando a una playa pequeña, pero bonita para pasarla en familia.

Eran las 6 de la mañana y todos parecíamos arrepentidos de haber planeado eso por la noche, pero ya todos estábamos despiertos, no íbamos a arruinar el plan. También era porque no siempre podíamos pasar un amanecer juntos, siempre era una mañana, una tarde o una noche y nos parecía increíble la idea de ver un amanecer en la playa todos juntos.

—Tengo sueño —Marc se puso detrás mío, envolviéndome con su cobija con un abrazo.

Sentía su barbilla en mi hombro y luego depositó un beso en este.

—Venga, por la tarde tomamos una siesta.

—¿Juntos?

—Juntos —me di la vuelta para poder acariciar su cabello.

—¿Listos? —preguntó el señor Clark, quien se veía con los ojos rojos.

—Puedo manejar yo si estás cansado —le propuso Amelia.

—Descuida, estoy bien. No se les olviden los termos con café, lo necesito para vivir.

Esperamos a que el padre de Marc y la señora Amelia salieran para darnos un beso apresurado antes de tomar los termos con café.

Antes de entrar al auto del señor Clark, pude ver a mi hermana y su amiga, quienes parecían tener toda la energía del mundo. ¿No deberían tener sueño? Yo sólo quiero dormir.

Subí al auto mientras observaba a mis padres hablar con el padre de Marc. Me encontraba solo en el auto del señor Clark, pues Marc parecía estarle diciendo algo a mi hermana que realmente no me importaba mucho, pues tenía demasiado sueño como para prestarle atención, ni siquiera quería bajar las ventanas del auto porque a esta hora estaba fresco.

Fueron pocos los minutos que estuvimos en el auto, pues habíamos decidido bajar, tender las mantas y sentarnos en estas cobijados, pues seguía un poco fresco, pero con lo caliente del café el frío se sentía menos.

Marc y yo estábamos envueltos con dos sábanas, juntándolas para poder estar juntos. Éramos los más disimulados, pero los adultos no parecían notarlo, estaban concentrados en sus pláticas de trabajos, hijos, escuela y deudas, cosas de adultos. Mi hermana y su amiga contaban historias de terror más falsas que mi boda con Messi. Y Marc y yo, platicábamos de libros mientras hacíamos lo posible por abrazarnos.

Fue amaneciendo y nos entró el apetito, pues solo habíamos comido unas galletas con café. Ya estaba amaneciendo y el cielo se veía de un hermoso color anaranjado. Desayunamos unos sándwich y refresco que había quedado de la cena de la noche anterior.

Aunque no sea conmigo.Where stories live. Discover now