Paper Houses

38 2 0
                                    



Marc

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Marc.

Ya habían pasado dos años en los que comencé a formar parte de este club, el club Hereford. Hace pocos días nos habían dado la noticia de que ficharían a dos chicos del Club y todos esperábamos con ansias que nos ficharan.

Realmente tenía muchas ganas de ser fichado aunque me dolía un poco dejar a mis amigos. Si me elegían, tenía algo bien claro. No arruinar las cosas cómo lo hice con Dareck.

Años habían pasado y aún no lograba poder comunicarme con él. Lo intentaba cada partido, pero o recibía un mal trato de sus amigos o él simplemente me ignoraba. Yo sé que había arruinado las cosas con él, pero a veces me gustaría que no fuese tan duro y borde conmigo, aunque también sé que me lo merezco.

En el último partido que jugamos contra el equipo Wellesley Dareck no jugó, ni siquiera estaba en la banquilla. Sinceramente me pareció extraño. Intenté preguntar, pero ninguno de los chicos me daba confianza para hacerlo, entonces decidí buscar a su guardaespaldas, al chico que siempre nos interrumpía o impedía cuando intentaba hablar con Dareck, pero él tampoco estaba. Al final no me animé a preguntar y me sentí un poco cobarde por eso, pero también sabía que Dareck no quería saber de mí y sé que debería respetar su decisión, pero me gustaría charlar con él y que me escuchase.

—Marc, los chicos verán el partido el fin de semana en la sala, ¿te apetece ir?

—Sí, claro. ¿Juegan Hereford contra Wellesley? —pregunté, realmente no estaba muy seguro.

—Obvio. Sabes que cuando juegan estos equipos la rivalidad es tremenda, por eso me encanta verlos jugar.

—A mi igual —le di una sonrisa de boca cerrada.

—Se nota, tanto que dejas que el equipo nos metan goles.

—Dime que no se nota mucho.

—En realidad, no se nota, pero tenía mis sospechas de que lo hacías, sólo quería sacarte información.

—Mentiroso.

—Gracias. Ya, pero hablando en serio, no dejes que nos metan goles. Mira, yo sé que en ese equipo está tu amigo, pero entiende que él decidió irse por su propia cuenta, así que como él se concentra y no te deja meter ni una, tú también hazlo.

—Sí, tienes razón, sigo pensando que me hará caso pero ya han pasado dos años y nada.

—Parece que lo de ustedes debió terminar hace tiempo, pero te aferras a que no. Te lo digo porque eres mi amigo y si no los dejarás meter gol, serías un buen jugador.

—Tendrías que haberme dicho antes para entrar en razón —reclamé en juego.

—Sí te lo dije —me lanzó su almohada.

Aunque no sea conmigo.Where stories live. Discover now