27.

379 31 4
                                    

Jorge respiro hondo cuando el alfa rió en su cara, bajo la mirada, acariciando su brazo.

—¿Para que lo busca? Le puedo pasar tu recado...

—Mmm... —se quedó viendo el departamento, tal y como lo había visto la última vez, igual de impecable, con los mismos muebles que habían comprado juntos, incluso con las mismas fotos—

Con la diferencia de que ahora las suyas habían sido remplazadas por fotos de Jorge.

—¿Cuánto llevan?

—Varios meses —no dijo nada más, cruzándose de brazos algo incómodo— Mira, si pudieras irte...

—¿Estas embarazado?

—¿Qué? ¡No! Claro que no...

—Siempre pensé que cuando termináramos encontraría a un omega rápido, no me equivoque... —Se acercó a él— entonces... ¿Por qué está tan enamorado de ti? No estás esperando...

—Ni lo estaré, llamaré a seguridad —tomo el teléfono—

—¿Sabes por qué terminamos?

—No, ni me interesa —Susurro, marcando el número de forma rápida—

—Nos agarramos a golpes.

—Enserio no me incumbe.

—El iba a pedirme matrimonio...

—Maravilloso, váyase por favor.

—El no te ama —dijo enojado al notar que no estaba ocasionando ningún sentimiento sobre Jorge—

—¿No me ama por qué tú lo dices? Ok... Si como digas...

Roberto suspiro y se acercó al omega, cuando estaban cara a cara el chico se hizo hacia atrás, algo asustado por el tamaño del mayor.

—¿Por qué no vas al cuarto de Diego? Seguramente queda todo lo que alguna vez fue mío primero... Su cama, sus sábanas, almohadas, él mismo —giró los ojos— incluso, seguramente aún guarda mis cartas abajo de su cama...

—¿Y eso qué? —dijo, sentía como su corazón latía cada vez más fuerte,si no se hubiera tomado los supresores probablemente su olor lo hubiera delatado, pero no se podía sentir menos frente aquel hombre, ya cuando se fuera, podía ponerse a sobre pensar— Igual ustedes se dejaron, ya no eres nadie en la vida de Diego, ahora tu lugar lo ocupo yo, y créeme que puedo hacerlo mucho más feliz de lo que algún día lo hiciste tú.

—¿Por qué? ¿Por qué tu si puedes darle un hijo? ¿Por qué es lo "correcto"? Solo piénsalo, el me amo sin esos dos, siendo ambos alfas... Me amaba a mi por lo que era y no por algo tan estúpido como nuestra casta... —se separó del chico, respirando hondo— Le tendré que mandar mensaje, no quiero seguir topándome con hombres como tú.

—Mejor supera a mi novio... Tú ya no eres nada para el, déjalo vivir, créeme que si nos dejáramos en este instante no volvería contigo, porque lo lastimaste —sonrió, guiñándole un ojo— Ahora, lárgate.

Roberto sonrió y se apartó del omega, abrió la puerta, encontrándose con el hermoso alfa al otro lado de ella.

—Diego.

—Roberto —dijo incómodo— ¿Qué haces aquí? ¡Jorge!

—Tranquilo, estoy aquí... —se acercó, Diego paso para tomar a su novio de la cintura, frunciendo nuevamente su ceño al ver al alfa—

—¿Qué mierda haces aquí?

—Venía a verte.

—¿Para? Ya me enteré que tú omega te puso el cuerno, salió en "hoy" en la mañana —dijo con burla—

—Pensé que... Podríamos divertirnos...

—Oh no, vete al diablo, déjame en paz —intento cerrar la puerta—

—Vamos Diego... ¿Enserio ya me olvidaste? ¿Las noches que pasábamos juntos? Aún recuerdo lo bello que te veías con esa lencería para omegas...

—Enserio, cállate, no me interesas, supéralo, tú fuiste quien decidió terminar esto, y no sabes cuánto te lo agradezco porque gracias a eso conocí a Jorge —cerró la puerta, sin dejar que Roberto dijera más, gruño sacando a su chico de ahí— ¿Te hizo algo? Vaya basura de hombre, dime que no te tocó —dijo preocupado, empezando a ver si tenía algún rasguño—

—¿Te pusiste lencería?

—¿Enserio es lo único que me vas a preguntar? —pregunto— ¿qué te dijo?

—Prácticamente que no entiende como tienes a un Omega tan patético como yo y que seguramente aún no lo superas...

—Imbécil... — susurro, abrazando con cariño a su novio— No le hagas caso, ¿si? Es un narcisista de mierda que lo único que quiere es molestarte... El cree que es el único que puede superar a las personas, vaya idiota...

—Si te pusiste lencería para el, yo quiero que te la pongas para mi.

—Jorge —dijo sonrojándose— Hey, no hablemos de mi vida sexual con ese tipo, es vergonzoso...

—Yo habló enserio...

—¿Enserio quieres verme con eso? —Jorge asintió, el mayor suspiro— Bien, pero tú la pagas.

Jorge sonrió y se acercó a los labios del alfa, besándolo un poco, antes de subirse sobre el.

—Me cae mal, no quiero verlo aquí de nuevo...

—Nunca —prometió, llevando sus manos a sus caderas— te lo juro...

—Yo soy mejor que el —dijo después de fruncir su ceño— yo te puedo hacer feliz en millones de formas...

—Tú me haces feliz en millones de formas —Jorge bajo la mirada, Diego suspiro besando su mejilla— No le hagas caso...

—No entiendo cual es el propósito de criticarme, criticar lo nuestro... Solo nos amamos, ¿tiene algo de malo eso?

—Las personas no están acostumbradas a ver a los demás felices... No te preocupes, tú y yo sabemos bien que es lo que sentimos...

Jorge sonrió suavemente y se acurrucó nuevamente sobre el pecho de su alfa, pero había algo que aún lo carcomía por dentro.

...

Eran las dos de la mañana, Jorge se aseguró de que Diego estuviera bien dormida, antes de empezar a esculcar abajo de la cama.

Luego de algunos segundos, pudo encontrar una caja, dura, que parecía ser de madera. La saco con cuidado, la miro unos minutos, notando que parecía que no había sido abierta desde hace mucho tiempo.

Al abrirla, pudo encontrar bastantes sobres, algunos restos de flores, boletos a conciertos, a diferentes países. La mayoría de ellos ni siquiera los conocía.

Volteo a ver a Diego algo nervioso, evito pasar el mal trago de ver su cara si se despertaba, así que tomó la caja y salió de la habitación.

No quería leerla, es más, no debía.

Pero no pudo evitarlo.

Amigos... ¿Con derechos?. Where stories live. Discover now