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Jorge alzó una ceja, mirando su vientre frente al espejo.

Desde que se enteró que estaba esperando, no podía parar de hacer eso, pararse frente al espejo y contemplar los cambios que su cuerpo estaba teniendo, a finales del primer trimestre uno de sus cambios más notorios era su barriga, su vientre bajo había crecido varios centímetros, no le molestaba, pero contando todos los trastornos alimenticios que tuvo en el pasado hacía que fuera algo difícil para él verlo normal.

—Coky, ya tenemos que ir o llegaremos tarde a la cita con el ginecólogo.

Jorge asintió y tomó su sudadera, se la puso y caminó hacia su marido, cuando estuvo con el, el alfa le dio algunos dulces besos en la nuca, llevándolo a la salida de la casa.

Diego empezó a manejar mientras Jorge ponía la música y veía la ciudad, después de algunos minutos, el mayor llevó su mano a la pierna del más joven, acariciando esta con una sonrisa cálida.

—Hoy iremos con tus papás...

—Se los diremos hoy —asintió, respiro hondo y luego alzó los hombros— Me da algo de nervios...

—Lo sé... —sonrió, acariciando su vientre, respiro hondo y le preguntó después de unos minutos— ¿Tienes miedo por lo que sucedió hace 15 años?

El menor se quedó pensando, asintió suavemente, volteó a su pareja y le sonrió con algo de dolor.

—No sabes cómo me miro... —susurró— Mi papá se dio cuenta porque en esos años yo no tomaba supresores, mi olor siempre había sido dulce pero no demasiado, cuando me embaracé... Bueno, dice Omar que se empalagaba tan solo de olerme —sonrió con nostalgia— Mi papá entró a mi baño cuando estaba vendando mi abdomen, mi cuerpo ya estaba cambiando, mis pechos me dolían, mi vientre estaba hinchado... No recuerdo casi nada, pero yo enserio me veía muy bonito embarazado.

—No lo dudo...

—Tengo miedo, Diego... —susurró— no quiero perder a nuestro bebé... Se que no importa lo que mi papá diga, yo puedo tomar la decisión ahora... Pero aún recuerdo todo... Lo recuerdo todo y tengo tanto miedo de que lo que me dijeron sea cierto, no quiero encariñarme y que mi cuerpo no soporte, no quiero despertarme una noche y estar sangrando —limpió las pocas lágrimas que habían empezado a caer por sus mejillas, cerró sus ojos y negó— No quiero volver a sentirme así, yo me levantaba en las noches, tocaba mi vientre y no había nada, los pechos me dolían y tenía leche acumulada, mi cuerpo no entendía lo que había pasado, no quiero perder a nuestro bebé.

—No lo haremos, no vamos a perder a nuestro hijo —apretó su mano— Tienes que confiar en mí... Tú eres fuerte, mi bebé también lo es, y yo siempre estaré para ti, deja de pensar cosas malas, te prometo que a finales de año tendremos un bebé hermoso que abrazar y querer muchísimo.

Jorge suspiró y se acurrucó en su pecho, cerró sus ojos mientras su alfa acariciaba su espalda y besaba su marca.

Cuando llegaron, ambos bajaron, Diego acariciaba su cintura y Jorge se acurrucó en su hombro, el alfa besó su mejilla mientras estaban en la sala de espera, Jorge volteó, sonriendo al ver a su pareja.

—Jorge Anzaldo —cuando ambos se levantaron, la mujer sonrió y caminó hacia la habitación, siendo seguida por la pareja, cuando estuvieron dentro platicaron con el doctor y contestó algunas preguntas, el doctor lo dirigió a la camilla para que se recostara—

—¿Ya sientes movimiento? —preguntó el doctor, mientras buscaba al bebé—

—Se siente como cuando la panza te ruge —el hombre sonrió y asintió, frunciendo su ceño al ver la pantalla, la sonrisa de Jorge y Diego desapareció, preocupándose al ver la reacción del doctor— ¿qué?

—¿Qué pasó? —dijo nervioso, intentando entender lo que había en el monitor, el doctor sonrió y se lo volteó a la pareja, señalando a su bebé—

—¿Ven esto? —ambos asintieron, el doctor sonrió— ¿y esto otro?

—¿Qué pasa? Me estoy muriendo de los nervios, dígame que mi bebé está bien —dijo nervioso, a punto de ponerse a llorar—

—Hay dos sacos amniónitos y dos placentas —Diego abrió los ojos al entender— Ustedes tendrán mellizos.

Ambos quedaron sorprendidos, Jorge apretó la mano de Diego, el mayor volteó a su pareja y suspiró, cuando pudo sentarse lo abrazó con fuerza, besó su marca y acarició su cintura, suspirando sin saber muy bien cómo sentirse.

—Dios mío, Jorge... —besó su frente, el menor hizo un puchero, soltando lágrimas— Ya no llores, hey... Debes estar feliz...

—Lo estoy —susurró, rió y limpió sus lágrimas— Estoy muy feliz...

—Ay mi amor, me darás dos bebés —lo abrazó mejor, besó su frente y acarició su espalda, sin querer parar de dejar dulces besos sobre su rostro, solo quería estar solo con él para poder llenarlo de caricias y besos—

Hablaron un poco más con el doctor, les dio vitaminas y los citó para el siguiente mes, cuando iban en camino a casa de los papás de Jorge, sonrió, viendo la ecografía de sus dos bebés. Volteó a ver a Diego y al ver que iba concentrado en el camino pero acariciando su vientre, no pudo evitar sentir algo distinto, entrelazó su mano y le sonrió, el alfa besó su mano, sin mirarlo, pero mostrando una sonrisa en su rostro.

—No vayamos con mis papás... —Diego volteó, confundido— es muy estúpido que no les hagamos una sorpresa para decirles que tendrán a su segundo y tercer nieto... Busquemos alguna idea ñoña en Pinterest y dediquemos este día a hacer una caja sorpresa para tu familia y para la mía.

—Cerca de aquí hay un centro comercial.

—Yo le avisaré a mis padres y buscaré las ideas cursis entonces.

Ambos rieron pero se pusieron manos a la obra.

...

AHORA SIIII.

Manos a la obra.

Team Niño y Niño.

Team Niña y Niño.

Team Niña y Niña.

Amigos... ¿Con derechos?. Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt