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Prendió el cigarro, dio una larga calada y apoyó su espalda en la pared.

Hacía años no fumaba, sin embargo todo el drama que había causado el padre de Jorge, ver cómo su novio se ponía mal y el estrés que le causó sentir que los perdía, a los tres. Por suerte, solo había sido un susto, un susto horrible.

—Hola —Dijo Letty llegando con el, Diego suspiró e iba a tirar el cigarro, la mujer negó pidiéndole este— ¿Qué dijeron los doctores?

—No era mucha sangre, pero yo me altere de más... Tanto estrés ocasionó que se desmayara, los cachorros están bien por ahora, pero Jorge tendrá que quedarse aquí más tiempo —el mayor miro como la mujer le dio una larga calada al cigarrillo, regresándosela—

—Perdóname, Diego... Si yo hubiera sabido ponerle un alto a mi esposo esto no estaría pasando...

—No se culpe, Letty, no hay que buscar culpables ahora.

La mujer suspiró y no supo que más decir, sentía mucha culpa, su hijo les había querido dar la noticia de una forma adorable y ellos lo habían arruinado.

Cuando entró al hospital se sentó en la sala de espera, Jorge aún no despertaba y no habían dejado que lo viera, le había mandado mensaje a su familia y amigos notificándole el estado de su pareja, que les avisaría cómo seguía y cuando podían pasar.

—Hijo —dijo Guillermo, Diego alzó la mirada y se sorprendió al ver a su padre, madre y hermana ahí—

—¿Qué hacen aquí?

—José Alberto me dijo que estaban aquí... —sonrió, su papá ya estaba jubilado pero durante años trabajó en hospitales, conocía a bastante gente en el medio—

—Ay papá —susurró, se levantó y lo abrazó con fuerza, cuando él omega lo abrazó acariciando su espalda, comenzó a llorar, luego abrazó a su mamá, por último a su hermana, con ella si se deshizo por completo— No saben cómo estaba... Enserio pensé que... Ay Dios...

—No pienses esas cosas, cariño, los accidentes pasan... —Diego negó y cerró su ojos, llorando aún más— Hey... Lo importante es que él y tus hijos están bien... Se va a recuperar y tendrán niños hermosos en unos meses...

—No podré soportar que mi esposo viva a la defensiva... No saben todo lo que le han hecho, enserio ni siquiera se lo imaginan...

—¿Quien viene con Jorge Anzaldo?

—¡Yo! —Letty se levantó, junto a Mario y Omar, Diego se acercó al doctor, el doctor vio a la familia del de rizos, y suspiró— Yo soy su madre...

—¿Hay alguien más?

—Yo, soy su esposo —el hombre asintió y lo dirigió a la habitación, cuando estaban caminando hacia el cuarto suspiró— ¿No quiere ver a sus padres?

—No, claro que no —susurró el ginecólogo del omega, le abrió la puerta y le sonrió, cuando entró pudo ver a Jorge acariciando su pequeña pancita y conectado a algunas máquinas, Diego sonrió y lo abrazó, besando su frente—

—Hola... —dijo, haciendo un poco más firme aquel abrazo, Jorge suspiró y se acurrucó en su pecho, el alfa no tardo en sentarse en la cama para seguir abrazándolo, llevando sus manos a su vientre— Hola bebés... No saben el susto que me metieron, eh... —acarició su pancita y la besó, mirando a su esposo con una sonrisa— ¿Qué te dijeron?

—Tengo que quedarme aquí unos días más... No saben si hasta que mi embarazo termine...

—Está bien, no hay problema, ya veremos cómo le hacemos...

—Pero, alfa...

—Está bien...

—Tienes que trabajar...

—No importa, hablaré con mi mánager, que cancele la película que iba a rodar...

—Diego, por favor no hagas eso...

—Es tu salud y la de mis hijos de la que estamos hablando...

—Pero este es un gran proyecto... Amor, es una película que se grabará en Los Ángeles, serás el protagonista y eres latino...

—Jorge...

—Tus hijos nacerán y crecerán, y se sentirán mal al saber que su papá se rindió y no cumplió su sueño.

Diego suspiró, abrazó su cintura y se apoyó en su hombro.

Había sido demasiado estrés por hoy.

...

—Hola Coky, ¿qué haces? —preguntó la hermana de Diego entrando a la habitación del omega, el menor sonrió, mientras tejía algo, aún sin forma— ¿tejes?

Había pasado un mes desde el incidente con sus padres y él aún estaba internado.

—Mi abuela me enseño —sonrió— Decía que era una buena forma de matar el tiempo y me parece que tiene razón, era muy difícil para mí estar sin hacer nada, no quiero prender la televisión, el otro día que ví mis redes sociales solo hablaban de lo sucedido y hace que me duela el estómago.

La mujer suspiró pero sonrió, le puso en la mesa para la camilla un tupper, Jorge sonrió y miró a su suegra.

—¿Qué es esto?

—Mi mamá te escuchó decir que tenías antojo de caldo de res —Jorge abrió los ojos y destapó el tupper, sintiendo como la boca se le hacía agua al ver el delicioso caldo que su suegra le había preparado— El doctor me dio permiso de traértelo mientras no estuviera muy condimentado y no trajera chile, ni modo cariño, hay que cuidarse por los niños.

—Muchas gracias, Kori —sonrió, empezó a comer, con la mujer sentada al lado— ¿Cómo están los niños?

—Gael y Gabo te extrañan mucho, ya quieren verte pero sabes que no dejan que los niños vengan...

—Ay, yo muero por verlos, los extraño como no te imaginas —sonrió, haciendo un puchero— ¿Diego cómo está? Lo veo más flaco, pero sé que no me quiere preocupar...

—Sinceramente, está cansado... Trabaja hasta quince horas al día y cada que descansa viene a verte, por suerte no le queda mucho que grabar.

—Ay, la verdad lo extraño mucho —hizo un puchero, acariciando su vientre con nostalgia— Los bebés también lo extrañan, ya quiero que vuelva para que podamos enterarnos del género de nuestros hijos.

—Él espera que te dejen ir este mes para empezar con el cuarto de los bebés.

—Ay, a mi me encantaría pasar lo último de mi embarazo en casa, extraño a mi esposo, mi cama, a consomé y a panela... Pero parece que así podrá ser, solo tienen que salir bien mis plaquetas y me voy antes de cumplir siete meses.

—Espero que todo salga bien... ¡Pero come! Tienes que nutrirte bien.

Amigos... ¿Con derechos?. Where stories live. Discover now