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Jorge estaba pasando todo a la mesa, Diego ya se había intentado parar a ayudar, pero Omar y Mario le decían que no, que eso era para omegas, él estaba algo inquieto por Jorge, su novio estaba a dos semanas de cumplir cinco meses, sabía que su mamá estaba haciendo que él cargara algunas cosas que no eran tan livianas, y aunque su esposo decía que todo estaba bien, la ansiedad que sentía era bastante grande.

Mario sonrió viendo a su nieta, desde que Omar y Erick tuvieron a su pequeña el hombre se desvivía por ella, la amaba de una forma impresionante, era un hombre completamente diferente cuando estaba con ella.

A Jorge le daba mucho coraje, ahora se desvivía por su nieta mientras que hace años lo había obligado a acabar con la vida de su hijo.

—¿Llora mucho?

—Bastante, sobre todo en la noche —Erick rió, Jorge sonrió con dulzura— Ella pronto cumplirá un año y aún no habla ni camina, solo llora y eso nos tiene algo preocupados...

—Es una bebé todavía, no tienen que preocuparse mientras el pediatra les diga que todo está bien.

—Lo sé, pero aún así me gustaría que mi niña fuera un poco más rápida —sonrió, Jorge rió, escuchando como su mamá terminaba de poner la mesa—

—Vengan a comer —dijo Letty, los hombres se levantaron, Diego fue directo a abrazar a Jorge y darle un beso, el menor sonrió y cerró sus ojos cuando acarició su cintura, cuando los seis se sentaron empezaron a comer, Erick y Omar se paraban cada cierto tiempo para ir a ver a su hija.

—¿Cómo van con la adopción? —preguntó él omega con una sonrisa, Jorge y Diego voltearon a verse y alzaron los hombros—

—Ya nos rendimos.

—¿Qué? ¿Por qué? —dijo Omar, sin entender— ustedes enserio se veían muy ilusionados...

—Y lo estamos, solo que sentimos que ahora no es el momento —se apresuró a contestar Jorge— tal vez en unos años más... —la idea de adoptar aún estaba en sus cabezas cuando pensaron que solo tendrían a un bebé, pero ahora que tendrían a dos no estaban tan seguros—

—¿No creen que es mejor que renten un vientre? —el alfa y el omega voltearon a ver a Mario, el hombre alzó los hombros— supongo que pueden hacer algo para que sea genéticamente hijo de ambos o solo de Diego.

—No nos agrada esa idea, papá, me parece muy violenta, los omegas no somos fábricas de bebés.

—Ay Jorge, ya vamos a empezar con eso.

—No estoy diciendo nada malo...

—Por Dios, lo digo para que tengan un hijo propio, ¿para qué quieren adoptar un piojoso que no saben de dónde viene ni qué mañas trae?

—No son piojosos, son niños que merecen una familia, si usted hubiera ido antes a uno de esos lugares enserio entendería porque queríamos adoptar... —dijo Diego— No nos lo permitieron porque somos gays, y por más que lo hemos seguido intentando la respuesta siempre es la misma.

—Ay por favor, ¿entonces para que se casaron si no querían tener hijos?

—Porqué nos amamos papá, las parejas no solo se casan para tener hijos...

—Por favor, ya tenían relaciones desde que se conocieron, y te casaste de blanco.

—¡Mario!

—¡Papá! —dijeron Omar y Jorge al unísono—

—¿Podemos comer en paz como los adultos que somos? —pidió Diego, muy enojado por lo que acababa de decir su suegro—

Jorge respiró hondo y siguió comiendo, tenía mucho antojo de mole desde hacía semanas atrás, solo que no pudo pedírselo a su madre, ya que ella aún no sabía que estaba embarazado.

—Mami, ¿puedo servirme otro plato?

—Claro bebé.

—Yo te sirvo, amor —Jorge sonrió y le dio su plato a Diego, diciéndole "gracias" cuando se levantó a servirle, el mayor no tardó en volver poniéndole el plato en la mesa, siguió comiendo, entonces escuchó a su papá rechistar—

—Te ves más cachetón que antes, ten cuidado con la comida, Jorge.

El menor soltó los cubiertos con enojo, su papá sabía perfectamente cómo lastimarlo.

—Gracias —susurró, con los ojos cristalinos, limpió su boca y se levantó de la mesa, sacó una pequeña caja de su bolso y lo puso con violencia en la mesa, causando que ambos pares de zapatos de bebé se cayeran de esta, junto a la ecografía que le habían hecho semanas atrás— ¡sorpresa! ¡Estoy subiendo de peso porque estoy embarazado!

—Coky —se levantó de la mesa, el menor respiró hondo, sintiendo muchas ganas de llorar y un poco de dolor en su cintura—

—Pero tú...

—¿No puedo tener bebés? Créeme que yo pensaba lo mismo por la forma inhumana en la que me trataste hace tantos años, ahora te desvives por tu nieta mientras que a mi hijo lo mataste —cuando Omar lo miró con tristeza limpió sus ojos— Se perfectamente que tu niña no tiene la culpa, pero no sabes cómo detesto ver como este hipócrita habla de lo mucho que quería ser abuelo mientras que me hizo lo que me hizo.

—Jorge, basta.

—¿Por qué? ¿Te da miedo que mi hermano y su omega sepan la verdad?

—Coky, vámonos —susurró, tomando a su omega de los hombros, Mario se paró de la mesa enojado, iba a darle una fuerte cachetada pero Diego actuó más rápido poniendo a Jorge tras el, tomando la mano del alfa— ¡¿Qué diablos le pasa?!

—¡Me está faltando el respeto!

—¡Mario! —Letty caminó hasta el, jalándolo del brazo—

—¡Por Dios! ¡No lo a dejado en paz desde que empezamos a comer! ¡Su hijo no tiene diez años! —sentía las lágrimas de el menor en su piel, Jorge estaba llorando sobre su espalda— Si intenta volver a ponerle la mano encima a mi esposo le juro que me olvidaré por completo de que es mi suegro —dijo con su voz alfa, tomó la cintura de Jorge dirigiéndolo a la salida, el de rizos venía llorando tras el— vámonos, tranquilo, tranquilo, no pasa nada...

—¡Ay! —gritó tomándose el vientre cuando llegaron a la puerta de la casa, negó, cerrando sus ojos al sentir tanto dolor—

—¿Coky qué pasa? —Jorge empezó a desvanecerse en sus brazos, Diego no lo soltó en ningún momento, pero cuando ambos tocaron el piso, pudo percatarse de que entre las piernas de Jorge había sangre, sus ojos se abrieron, volteó a ver a su suegra la cual estaba viendo desde el pasillo— ¡Llamen a una ambulancia! ¡Jorge! ¡Despiértate! ¡No te duermas! —pidió, mientras le daba leves palmadas en las mejillas, el menor estaba muy mareado y pálido, Diego bajó la mirada nuevamente a entre las piernas de su novio, sus ojos se cristalizaron al ver que había aún más sangre— ¡Por dios! ¡Por favor! ¡Coky no te duermas!

Amigos... ¿Con derechos?. Where stories live. Discover now