Capítulo 5

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✵༄ Lando Norris – 

Me quedé en blanco cuándo la escuché, quería gritarle y decirle que se alejara de mi familia, que era solo una niña malcriada.

Pero antes de que hubiera tenido oportunidad de responder se estaba quitando el cinturón de seguridad, y antes de que pudiera reaccionar ya estaba fuera del auto. Mi polera fue arrojada en el asiento en el que segundos antes estaba ella sentada.

Cuándo cerró la puerta y empezó a caminar me sentí enojado. ¿Quién se creía que era? Si quería caminar y hacerse la digna, pues bien, no era nadie para detenerla. Espere unos segundos por si cambiaba de opinión, y cuando no lo hizo encendí el auto nuevamente y di la vuelta.

Era mejor así, un problema menos.

─── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ───

Cuándo llegué a casa tuve la intención de irme a dormir un par de horas más. Pero escuché a mamá en el cuarto de Cisca.

— Venga ya, que tus mentiras no me las creo. Tu vas a la escuela ya mismo.

No solía escuchar a mamá enojada, mucho menos con alguna de mis hermanas. Recordé como se encontraba Cisca en la madrugada y sentí algo de pena, claramente lo que había hecho estaba mal, pero no sabría yo lo que era tener una resaca, no era para nada bonito. Suspiré y me acerque, decidido a ayudarla.

— Déjala mamá, ayer me desperté y me quedé con ella viendo películas y comiendo helado hasta la madrugada, debe estar cansada y le doldrá el estómago de tanta azúcar.

Mi madre me miró a mi y luego a Cisca, buscando algún rastro de mentira. Por suerte me había encargado de desmaquillarla y guardar la ropa ayer, o estaríamos ambos jodidos. Luego de unos segundos mi madre me miró a mí con enojo.

— Se supone que eres un adulto responsable Lando, deberías saber que tu hermana no puede faltar a clases. — Negó con su cabeza molesta y salió de la habitación.

Me reí suavemente y me acerque a la cama de Cisca, sentándome a un lado.

— Buenos días bella durmiente. — No recibí respuesta, más que un quejido, el cuál me hizo reír de nuevo. — Quizás esto te enseñé a no embriagarte nunca más peque. Venga, duérmete un rato más en lo que me doy una ducha, luego desayunaremos y te daré una pastilla para el dolor de cabeza, ¿Bien?

— Mhm.

Sonreí y salí de su habitación, en dirección a la mía.

Después de darme una ducha y cambiarme, salí de mi habitación y bajé hacia la cocina, estaba por ver que había para desayunar cuándo mi mirada se dirigió al pasillo; fui a la habitación que había utilizado Cassandra anoche.

Al entrar encontré la ropa de Cisca doblada en la cama, la cuál ya estaba tendida, la tomé para poder ponerla a lavar, y cuándo estaba comprobando que todo lo demás estuviera en orden, pude divisar un anillo en el suelo, era dorado y tenía una mariposa. Lo tomé y lo guardé en mi bolsillo, para luego salir en silencio y dirgirme a poner la ropa a lavar.

Mientras terminaba eso, pensaba en que desayunaríamos con Cisca, pues para esta hora nuestros padres ya debían de haberse ido a trabajar, y Flo ya había salido a la escuela.

— ¡LANDO! ¡Ven aquí ahora mismo!

El grito de mi hermana me alertó, y dejé lo que estaba haciendo para subir apresurado hasta su habitación. Cuando llegué y abrí la puerta la encontre parada en el medio de esta, me miró directo a los ojos con furia.

— ¿Que sucede? ¿Estás bien?

Se acercó a mi hasta que puso su dedo en mi pecho, lo cuál fue algo divertido de ver, considerando nuestra diferencia de altura. Pero cualquier sonrisa se desvaneció de mi rostro cuándo vi el enojo en su sojos.

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now