Capítulo 61

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

La noche pasó rápido, cuando terminamos de comer y volvimos a la azotea ya había mucha mas gente, la música era alta y las bebidas rondaban por todo el lugar.

La mano de Lando estaba en mi cintura, manteniéndome cerca de el entre toda la gente que se amontonaba para celebrar la última noche del año.

— ¿Te traigo algo de beber? — Me preguntó susurrando en mi oído por todo el ruido, cuando llegamos a una pequeña mesa.

Asentí. — Una cerveza. — No tenia intenciones de embriagarme, al menos por ahora, luego que dieran las doce... Ya veremos que pasa.

Lando se fue y volvió un par de minutos después, con dos cervezas en su mano; le sonreí en agradecimiento y no tarde en llevar el líquido a mis labios.

— ¿Cual es tu tradición de Año Nuevo?

El castaño se encogió de hombros. — Solemos viajar con mi familia, a lugares pequeños y tranquilos, aunque tratamos que sea un lugar en el que ninguno haya visitado antes... — Se rió. — Es un poco difícil considerando que lo mucho que yo viajo, pero... Bueno, si. Cenamos algo diferente cada año y esperamos a las doce, y luego, no lo sé.

Lo escuche con atención y lo mire sorprendida. — ¿No uvas?

— ¿Uvas?

— Ya sabes, cuando dan las 12 tienes que comer 12 uvas en ese minuto y pedir deseos.

El me miro como si estuviera loca. — No se de que estás hablando.

Increíble. — Con que clase de persona estoy saliendo. — Bufé haciéndolo reír. — Tenemos que hacerlo este año.

No lo dejé decir nada, sino que me dirigí a las escaleras, quizás en el piso del restaurante tuvieran frutas, sino, iría a alguna tienda cercana, esperaba que siguieran abiertas.

Lando me siguió divertido. — Cualquiera diría que ya estas ebria.

— Es una tradición famosa ricitos, solo que tu eres raro. — El se rió y yo puse los ojos en blanco. Que falta de cultura.

Lando me siguió fuera del edificio, ya que no tenían lo que necesitaba, de hecho me habían mirado como si estuviera loca cuando pregunte. Camine por las calles hasta encontrar un supermercado abierto, aun faltaban algunas horas para el Año Nuevo, y supuse que querían trabajar hasta tarde. Entré y busqué un paquete de uvas, no demasiado grande; Lando me miraba con diversión todo el tiempo, como si no pudiera creer que hubiera salido de una fiesta para vagar por una ciudad desconocida para comprar uvas.

Si lo dices así, si sueno un poco loca.

Compre las uvas y le deseé un feliz año nuevo a la chica que nos atendió. Se había pasado todo el tiempo mirando a Lando, y no sabia si era simplemente porque mi novio era jodidamente guapo o porque lo había reconocido.

Que lindo suena. Mi novio.

Regresamos a la fiesta, y me acerqué a la barra para pedir nuevas bebidas, esta vez algo más fuertes.

Lando me tomó de la mano cuando dejé las bebidas y las uvas en la mesa, acercándome a el para besarme.

— Eres la persona más rara del mundo. — Se rió y unió nuestros labios.

Le seguí el beso divertida; quizás tenía razón, quizás era muy extraña.

— Igual me quieres. — Aseguré.

El asintió. — Es una de las cosas que me hace enamorarme cada día más de ti.

No puede soltar eso de la nada y esperar que no reaccione.

Love on Track | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora