Capítulo 47

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

Luego de algunos días, estaba contenta de despertarme temprano por una razón diferente. Había decidido faltar a las clases de la mañana de hoy, no es que realmente me importaran, ya que no eran las de la carrera de periodismo. Pero hoy era importante.

Porque era viernes. Y Lando estaba a poco rato de llegar. Me había ofrecido a ir por él, pero me había dicho que prefería mantenerse alejado de las motocicletas por un tiempo. Así que me levanté temprano para preparar, o al menos intentar preparar un desayuno para su llegada.

Vienna salió de su nuevo cuarto, el cual habíamos limpiado y mejorado para ella, y se rió al verme tratando de entender un video que había buscado.

— ¿Así de enamorada? — Yo solo bufé sin responder, y ella se acercó con una sonrisa burlona. — A ver, te ayudaré, porque no queremos que Norris muera envenenado.

Sonreí. — Genial, si porfavor.

Con su ayuda, cocinamos un gran desayuno; aunque para ser justas, fue ella la que hizo la mayoría del trabajo, yo fui más una espectadora secundaria.

En cuanto mi teléfono sonó y vi que era una llamada de Lando, contesté con una sonrisa.

— Hola rayito. — Saludó feliz y yo le respondí igual. — Estoy en un taxi, llegaré pronto.

— Bien, eso es genial, si. — ¿Por qué estaba tan nerviosa?

Lando se rió al escucharme. — Muero por verte, Cass. — Susurró y antes de que pudiera responderle ya había colgado.

— Ya viene. — Anuncié con pánico a Vienna, que se rió al verme alterada. Me apresuré a dejar todo en la cocina y fui a mi habitación para poder cambiarme y arreglarme el cabello, que estaba hecho un desastre.

Casi 20 minutos después, el timbre del departamento sonó, no tardé más de dos segundos en salir de mi habitación y correr hasta la puerta, emocionada. Aunque antes de abrir, me paré y tomé una respiración honda, causando que Vienna se riera, y yo la mirara enojada por burlarse de mí.

Sin esperar más, abrí la puerta. Su sonrisa me dio la bienvenida, estaba usando unos pantalones negros y una camiseta blanca, sus rulos estaban algo despeinados, por el viaje. Y antes de que pudiera si quiera dar un paso dentro, yo ya había saltado a sus brazos.

Dejó su maleta a un lado mientras reía, sus manos fueron a mis muslos y me levantó sin esfuerzo, abrazándome con fuerza. Yo me aferré a su cuello con mis brazos. Y apoyé mi cabeza en su hombro.

Joder, lo había extrañado mucho.

Segundos después alejé mi cabeza para acercarla a su labios, y besarlo con desespero.

No se negó, sino que entreabrió sus labios gustoso a los pocos segundos, correspondiendo el beso y adentrando su lengua en mi boca. Segundos después me alejé de sus labios, aunque aún cerca de él.

— Yo también te extrañé, rayito. — Dijo divertido mientras tomaba su equipaje con una mano, y sin dejarme caer entraba en el piso. — Hola Vienna. — Saludó con una sonrisa a la pelinegra, que estaba en la cocina.

Ella sonrió cuando lo vió, y puso los ojos en blanco al verme siendo cargada por él. — Es bueno verte, Lando. Ya estaba harta de escuchar sus suspiros tristes.

La miré indignada mientras me bajaba de encima de Lando, quedando en el suelo. — No empieces a hablar, porque yo no soy la que sonrié cada vez que le escriben.

— No se de que hablas.

Bufé. — Ya, claro.

Lando se rió de ambas mientras se acercaba a la mesa, que tenía todo lo que Vienna me había ayudado a cocinar.

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now