Capítulo 33

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

Aterrizamos en Oxford casi 12 horas después, cansadas y de mal humor.

Vienna parecía no haber dormido en semanas por su aspecto, y de seguro yo no me veía mucho mejor. Nos apresuramos a tomar un taxi que nos llevara a mi apartamento, que quedaba cerca de la residencia universitaria.

Me alegré al llegar y ver que las cosas que Owen tenía en mi habitación y en mi departamento ya no estaban, y que la copia de la llave que tenía estaba sobre la mesa.

Al menos no tendría que preocuparme por lidiar con él.

Ingresamos con nuestro equipaje y fuimos hacia mi habitación. Mi departamento aquí se parecía mucho al que solía tener en Bristol, era pequeño y acogedor, pero solo tenía una habitación, así que me tocaría dormir con Vienna, no es que me molestara.

Nos acostamos sin si quiera cambiarnos, y nos quedamos dormidas rápidamente.

Horas después, desperté por el sonido de mi teléfono, con una llamada de Oscar.

— ¿Llegaron? Prometiste avisarme.

Bufé. — Lo siento, llegamos demasiado cansadas y nos dormimos de inmediato.

— ¿Pero están bien?

— Sí. Todo bien, ¿Puedo dormir de nuevo?

— Eres una cabrona, todavía que me preocupó por ti.

— Sí, como sea, ¿Conseguiste los pases?

— Sí... ya los tengo. — Noté su tono de voz raro.

— ¿Qué sucede?

Suspiró. — ¿Puedo preguntarte algo? — Le dije que sí rápidamente y él se tomó unos segundos antes de preguntar. — ¿Por qué te fuiste de Las Vegas?

— Ya te lo dije, necesitaba alejarme de mi padre, todo estaba siendo demasiado.

— ¿No hay otra razón?

Fruncí el ceño. — ¿A que te refieres?

— A nada, Cass. Olvídalo. — Se quedó en silencio un momento antes de decir. — Te veo en unos días, no olvides que yo las recojo, adiós.

— Nos vemos, Piastri.

Corté la llamada y miré a Vienna a mi lado, aún profundamente dormida. Puse los ojos en blanco, frustrada al saber que no conseguiría quedarme dormida de nuevo, y me levanté para darme una ducha y salir a comprar comida, ya que no tenía nada aquí.

Ya vestida, tomé las llaves de mi moto y mi teléfono con la tarjeta de crédito, que sorprendentemente aún no había sido cancelada; para salir camino al supermercado.

Llegué en pocos minutos y compré un poco de todo, sabiendo que probablemente terminaría por no comerlo antes de que viajáramos.

En cuanto regresé al departamento, Vienna estaba despierta y se había duchado.

— ¿Dónde estabas? — Preguntó mientras se ponía un par de pantalones.

— Fui por comida. — Le mostré las bolsas que había comprado, y ella hizo una mueca.

— ¿Cómo lo llevas? Nunca pregunté.

— Bien. — Contesté cortante y empecé a guardar la comida en el congelador. — Oscar llamó, le dije que habíamos llegado bien y dijo que nos vería pronto.

— Genial. — Contestó, aún mirando la comdia que guardaba. — ¿Quieres mostrarme tu universidad? — Preguntó.

— Claro, igual debería ir para presentar los trabajos que hice mientras estaba de viaje, y pedir los demás. Es increíble como puedo hacer todo por internet y seguir pasando las materias. — Dije contenta de saber que no reprobaría por viajar un par de días más.

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now