Capítulo 23

3.4K 213 20
                                    

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Owen podía ser genial, divertido e incluso perfecto en muchos aspectos.

Me hacía reír, no me presionaba, nunca discutíamos y siempre estaba dispuesto a escucharme acerca de lo que me pasaba.

La razón por la que me gustaba, es porque me sentía cómoda y tranquila a su lado.

Pero cualquier persona tiene defectos.

Uno de los suyos, era que no era la persona más puntual del mundo.

Yo tampoco lo era, así que no juzgaba, pero en este momento, que ambos fuéramos impuntuales es lo que nos tenía corriendo hacia la pista de aterrizaje con mi teléfono sonando cada dos segundos con una nueva llamada.

Mi padre había decidido que era una gran idea usar el jet privado para viajar una hora. Lo cuál era una completa estupidez y un gasto tonto para solo tres personas.

Sin embargo en cuanto llegamos, y nos adentramos en el avión, fue que me di cuenta de la razón de que mi padre hubiera tomado esta decisión. Y no me gustaba para nada porque sabía que lo había hecho a propósito.

En los primeros asientos, estaba mi padre, que me miraba enojado por mi tardanza, junto con sus dos socios más cercanos.

Los conocía muy bien, desde que era pequeña habían sido recurrentes en las cenas, viajes y eventos.

Era loco de hecho, como podían ser tan similares. Todos eran amargados, tenían vidas amorosas de mierda e hijos de la misma edad, ¿Loco no?

Después de práticamente crecer con ellos a mi alrededor, sus hijos también se habían vuelto muy cercanos a mí en algún punto... Y que estuvieran en nuestro avión justo ahora, solo podía significar una cosa.

— Hasta que llegas, cariño. — Me dijo mi padre con una sonrisa tensa. — Isaac y Vienna están atrás, no bebas demasiado, en cuanto lleguemos iremos directo al Paddock, la clasifiación es a medianoche.

Tragué saliva.

Uno suele saber cuando no le cae bien a alguien, o cuando alguien desea que cosas malas te pasen. Pero nada te prepara para que tu propio padre te ponga una trampa.

Y el acababa de hacerlo, acababa de encerrarme en un avión con mi ex novio y la que alguna vez fue mi mejor amiga.

Tomé una respiración honda y mi mano buscó la de Owen, tratando de que me llenara de paz y tranquilidad, como solía hacerlo. Le sonreí tensa a los socios de mi padre, no siendo capaz de pronunciar palabra para saludarlos, y obligué a mi cuerpo a caminar.

Cuando llegué al fondo, vi dos de las personas que habían marcado de alguna forma mi vida, sentados, en el mismo asiento. Más específicamente a la pelinegra de ojos verdes sentada en sus piernas, mientras compartían una copa de champagne.

El era rubio de ojos azules, y en cuanto me vió, fue como si hubiera visto un fantasma, la pelinegra por otro lado, no me dirigió si quiera una mirada, pero su sonrisa se volvió fría.

— ¿Olvidé mencionártelo? Cassie volvió, al parecer después de todo nos extrañaba.

— Mierda, yo- — Isaac no sabía que decir, se movió rápidamente, quitando a Vienna de su regazo, causando que ella frunciera el ceño molesta. — No sabía que estabas aquí, Cass.

— Ya, bueno. Solo vine por unos días, no me quedaré.

— Algo común en ti, ¿O no? — Las palabras de la chica fueron duras, pero me negué a bajar la mirada, solo le sonreí.

— Si, lo siento, pero tengo que volver... — Mi mirada se desvió a Owen, que estaba detrás de mí. — Les presento a Owen, mi novio. Amor, ellos son Isaac y Vienna, hijos de los socios de mi padre.

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now