Capítulo 52

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TW: (Continuando con el capitulo anterior, mención levemente descriptiva de TCA)

✵ꕥ Cassandra Mueller –

Los nuevos toques en la puerta me hicieron suspirar, no quería gritarle a Lando, no quería tratarlo mal, porque no se lo merecía; pero necesitaba estar sola, no podía lidiar con él viéndome en este estado, o de explicarle lo que sucedía.

La voz de Vienna hizo que retuviera el aire, soltándolo en un suspiro tranquilizador.

— Cass, solo soy yo ¿Sí? Ábreme porfavor.

Aunque quise responder, no fui capaz de hacerlo, sentía como si garganta estuviera cerrada y no fuera capaz de pronunciar una sola palabra. Parece que Vienna no estaba dispuesta a esperar, porque a los pocos segundos la puerta estaba siendo abierta, y una Vienna muy preocupada me devolvía la mirada.

No dijo nada al ver el estado en el que me encontraba, tan solo se sentó a mi lado y me abrazó, con fuerza.

— Está bien, Cass. — Susurró en mi oído, mientras arreglaba mi cabello. — Te vas a duchar, y luego nos acostaremos y pondremos una película, ¿Sí?

— ¿Lando? — Pregunté preocupada, era lo único en lo que podía pensar ahora, lo único que no causaba que mi pecho doliera en este momento.

— Supuse que no te gustaría que él te viera así; le dije que se fuera y que lo llamaría cuando pudiera regresar. — Me dijo de forma suave, y aunque lo agradecía no pude evitar volver a llorar, ante la perspectiva de un Lando preocupado e impotente por no entender lo que sucedía.

Cuando mi llanto se hubo calmado un poco, Vienna me ayudó a levantarme y se encargó de quitarme la ropa para poder meterme bajo el agua caliente. Me mantuve callada todo el tiempo, perdida en mis pensamientos y tratando de controlar mi respiración.

Vienna no era tonta, y probablemente ya sabía lo que había sucedido, considerando que Lando la había llamado. Pero no sacó el tema, me dejó tranquilizarme y elegir hablar de eso cuando me sintiera lista; solo se preocupó por tomar mi mano con fuerza cada pocos minutos, cuando mi respiración se aceleraba. Y no pude estar más agradecida de tenerla conmigo, porque no sé que haría sin ella y su apoyo incondicional; por mucho que me guste pensar que soy muy independiente, hay días en los que sé que sin ella, ya me habría hundido.

Y fue entonces cuando entendí que, si quería tener ese apoyo en mi vida, tenía que dejar entrar a las personas, hacerlo de verdad. Vienna me conocía, cada parte buena y mala de mí, y aunque hayamos peleado, o nos hayamos distanciado, jamás me había juzgado por quien era; la había dejado ser parte de mí, y por ello contaba con ella para cada situación.

Quería poder contar con él.

Quería que supiera que era parte de mi vida, lo bueno y lo malo, y quería ser parte de la suya también.

— Se lo voy a decir. — Murmuré cuando Vienna y yo ya habíamos salido del baño, y la pelinegra me ayudaba a vestirme.

Ella sonrió, de forma suave, como si no fuera la gran cosa; pero no me perdí ese brillo en sus ojos, lleno de orgullo. — Estoy segura de que te apoyara de forma incondicional, y solo te amará más, Cass.

Dejé que las palabras de Vienna tomaran sentido dentro de mí, tratando de sentirme más segura, más confiada.

Vienna se quedó en silencio cuando me metí en la cama, y no tardó en seguirme. Se acostó a mi lado, y aunque ninguna dijo nada, supe que ambas estábamos pensando en lo mismo, de alguna manera.

— Quiero creer que es algo aislado. — Empecé luego de algunos minutos. — Pero creo que ambas sabemos que no lo és, que últimamente han sido más días malos que buenos, ¿Oh no?

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now